Mientras que hay todavía muchas empresas importantes que son reticentes a incorporarse a la web 2.0 otras han empezado ya a sacar ventajas de ella, especialmente a través sus departamentos de marketing y comerciales. Según un estudio de McKinsey son éstos los que con mayor rapidez han asimilado los nuevos usos y sus posibilidades, lo que no es de extrañar ya que suponen una vía de comunicación con millones de posibles consumidores y usuarios.
Pero, ¿qué pasa con la vertiente interna de la web 2.0?, ¿cómo se aplican sus herramientas y posibilidades a la comunicación interna? Ese es otro cantar.
La web 2.0 está llena de posibilidades para la comunicación interna, de hecho la utilización de herramientas 2.0 en el ámbito interno de las compañías desborda la simple comunicación y descubre toda su potencialidad en la transmisión del conocimiento, la colaboración deslocalizada y en la creación de comunidad y networking interno en las organizaciones.
Los weminarios, las multiconferencias, el microblogging, los foros de discusión, la herramientas de ideación colectiva, las redes sociales internas, los intrablog, el social bookmarking, las wikis… las herramientas a disposición de las compañías son incontables y las posibilidades que brindan fabulosas para que las empresas extraigan todo el valor subyacente en sus activos humanos y de conocimiento.
Ahora bien, instalar herramientas 2.0 internas no equivale a tener una empresa 2.0. La palanca insustituible y fundamental para lograr una transformación que favorezca y potencie las posibilidades de la empresa es la implantación convencida de una cultura 2.0. Una empresa 2.0 tiene unas jerarquías achatadas, fomenta y premia la participación, propicia la colaboración entre personas y equipos, valora el conocimiento acumulado, escucha y pone en valor a las personas, practica la transparencia… Pero introducir todos esos valores y prácticas, esa actitud en una organización es algo mucho más complicado que instalar una herramienta informática, aunque sin aquella, ésta no tendrá valor alguno. Como todo proceso de cambio éste es complicado y estará lleno de resistencias, pero la recompensa del final del camino en forma de ventajas competitivas para la compañía, hace que merezca la pena acometer el esfuerzo.
Por J. Alberto Mariñas, socio de Estudio de Comunicación Madrid.
@amarinas
El valor fundamental de la comunicación 2.0 es el patrocinio por parte de los gerentes y directivos de la organización quienes no solo deben dar una instrucción sino encabezar el cambio cultural, además de identificar al personal que podrán ayudar al cambio.
Si los líderes o patrocinadores de la empresa están convencidos en la «cultura 2.0» es el primer camino para empezar a mover a la empresa, de otra manera es casi imposible que se haga algo.