El negocio del fútbol, más que una pasión (El Cronista)

futbolEl fútbol es, con diferencia, el deporte más popular en el mundo. Según una encuesta realizada por la FIFA en 2006, unos 265 millones de personas lo practican regularmente de manera profesional, semi-profesional o amateur, considerando a hombres, mujeres, jóvenes y niños. A esa cifra, que representa cerca del 4% de la población mundial, habría que sumar a los cientos de millones de personas que no juegan al fútbol, pero que lo siguen ya sea por TV, o desde los estadios.

El fútbol es un singular espectáculo, un fenómeno de masas que despierta pasiones, estados anímicos y rivalidades. Pero, por sobre todo, es una potente industria que mueve al año unos 500.000 millones de dólares, es decir, más una vez y media el PBI de la Argentina en 2008.

Aquellas iniciativas desinteresadas puestas en marcha por algunos apasionados del fútbol en el mundo, que fueron el germen de las agrupaciones o asociaciones deportivas en las que arranca la historia de buena parte de los equipos actuales, han dado paso a sociedades anónimas -muchas de ellas cotizadas-, sometidas a férreos controles externos, auditadas por expertos independientes y gestionadas por profesionales, a los que se les exige un plan de negocio que asegure un proyecto deportivo y empresarial mejor que el de los rivales.

Esa creciente sofisticación en la gestión, forzada por las exigencias de los clubes de fútbol con vocación de situarse entre los mejores, ha ampliado considerablemente la ‘cancha’ y, por tanto, los públicos a los que prestar atención y atender con esmero, seriedad y rigor.

De ese modo, la comunicación se ha convertido en una pieza clave en esa renovada maquinaria puesta en marcha por los clubes, orientada a generar confianza, adhesiones y apoyos con un único objetivo: contar con los recursos económicos necesarios para tener y retener a los mejores jugadores y afrontar así las competencias con mayores probabilidades de éxito, tanto en el ámbito deportivo como económico.

Y si bien los jugadores son los principales líderes de opinión y, por consiguiente, los primeros -y los más creíbles- voceros, no es menos cierto que los gestores de los clubes tienen también un papel trascendental e irrenunciable a la hora de generar y transmitir los mensajes que contribuyan a hacer creíble y aceptado su proyecto por parte de los jugadores, socios abonados, hinchas, potenciales seguidores, accionistas, inversionistas, canales de TV, auspiciantes, etc.

El actual director general del Real Madrid, Jorge Valdano, decía que “once voluntades sueltas sólo serán un equipo de fútbol, cuando se pongan de acuerdo alrededor de una idea, de un sentimiento, o de un interés”. Al club es al que corresponde la tarea de definir esa ‘hoja de ruta’ y al área de comunicaciones establecer la metodología y marcar los tiempos para que los mensajes lleguen a los diferentes públicos que se mueven en torno a este apasionante negocio llamado fútbol.

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