2015 año electoral: ¡todos en campaña!

En los primeros días del año sonó el pistoletazo de salida como un cañonazo y todos partieron de esta línea como almas llevadas por el diablo.

En ese todos que han emprendido la carrera no están sólo los políticos (lógico) sino muchos, no todos,  de los miembros individuales y colectivos de la Justicia, poder independiente se dice, y otros, no todos,  de los servicios de investigación que les reportan información, amén de sindicatos y asociaciones  y organizaciones de todo pelaje. Y para ponerle  más salsa a los diversos guisos electorales que nos trae 2015, cómo no, muchos, quizás todos, de los medios y profesionales de la comunicación. Y es que, salvo otras convocatorias aún posibles, nos vamos a entretener y sorprender con cinco elecciones distintas, entre general, municipales y tres autonómicas.

Que las urnas resuelvan las legítimas aspiraciones electorales es lo más conveniente; que casi todos se lancen a la arena  haciendo caso omiso de sus funciones y obligaciones, no lo parece tanto.

Porque la práctica del casi medio siglo de democracia en España nos ha traído, sobre todo, la tradición del ataque para destruir al oponente más que la de formular proyectos para corregir defectos o soluciones y  propuestas nuevas  para mejorar la vida de los ciudadanos.

Así que “cosas veredes amigo Sancho que harán fablar las piedras”, que aún hoy y visto el panorama  repetiría don Quijote a su fiel escudero. Porque ciudadanos, empresas y hasta instituciones recibirán  patadas,  si no  coces en sus posaderas, dirigidas a las de otros, que así suele suceder en medios, redes sociales y demás soportes de comunicación una vez metidos en campaña.

Y ante esto cabe la posibilidad, casi obligación diría yo, de defenderse con las mismas armas para minimizar en lo posible, los daños y perjuicios sufridos. En los mismos foros y con las mismas armas de la información, que ha de ser veraz y rotunda. Recuérdese que nuestro sabio refranero asevera, sin matices, que quien calla, otorga.

Campañas sí, por supuesto, pero sin disparos contra el pianista ni contra todo lo que se mueve.

 

Por Ramón Almendros,  director de Estudio de Comunicación. España. 

@RamonAlmendros

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