Amigos de Facebook a precio de saldo

Hace unos días me llamaba la atención una información, publicada porThe Daily Mail, sobre la compra de seguidores en Facebook por parte del primer ministro británico David Cameron. A razón de 50 peniques cada “me gusta”, Cameron había conseguido incrementar el número de amigos de su perfil en 47.000 seguidores, por el módico precio de 9.000 euros, sufragados, según la información, por el Partido Conservador.

Unos días más tarde, me encontré este anuncio en Facebook: “compra seguidores a los precios más bajos del mercado” y no pude menos que sentir como un pequeño escalofrío. Comprar amistades, comprar seguidores, comprar, en definitiva, la popularidad, no es nada nuevo e incluso está casi normalizado, pero no por ello deja de tener un regusto de inmoralidad. Y yo que en mi inocencia pensaba que los amigos se conseguían a base de intereses mutuos, de empatía. Ahora resulta que puedes ir al supermercado 2.0 y pedir cuarto y mitad de seguidores en Twitter… y, por cierto, “me los corta bien finitos, ¿eh?”

En mi opinión, este tipo de prácticas, realizadas generalmente por programadores que crean cuentas falsas denominadas “zombies” o “bots”, no benefician en nada a la proyección pública de quienes las contratan porque en el mundo 2.0 la mentira tiene las patitas muy cortas y al final, como en los patios de vecinos, todo se sabe.

Mejor crecer de manera lenta pero segura, con paso firme, a través de buenos contenidos,  incluso publicitarios y promocionales, que hagan atractivos a nuestros clientes para la gente real, de carne y hueso. No perdamos la creatividad por el camino.

Por Cristina Rubio, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.

@Cristina_RubioP

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