Audiencias en TV: ¿quién destruye a quién?

Cuando nos sentamos delante de la televisión no nos damos cuenta de lo que suponemos, del dato que formamos y a lo que equivale en la vida real. Hace unas semanas un amigo se estrenaba como presentador de un nuevo reality en una cadena de televisión autonómica. A primera vista el plan era idóneo ya que no sólo veríamos a nuestro querido debutante en la pantalla sino que además, el programa se planteaba de lo más interesante. Así fue, 90 minutos de un espacio entretenido detrás de un formato blanco, sin florituras ni grandes dosis de postproducción pero que, como digo, entretenía. No fue suficiente.

El poder de la audiencia surgió y cómo le pasan a muchos otros programas, sólo se ha emitido una vez. Nos hemos quedado atónitos y enganchados con ganas de ver más. La cinta quedará guardada en un cajón hasta que consideren más oportuna la ocasión  y mientras, en la parrilla, han emitido una producción americana en lugar del programa de mi amigo.

Me pregunté: ¿es esto el futuro de la televisión? Mi primera reacción fue criticar a la cadena afectada que quizá, pensé, no haya hecho lo suficiente para publicitar este nuevo producto. Así que comencé a bucear en internet. Encontré un informe realizado para la FORTA que me enfadó porque, entre otras cosas, decía: “las TPAs nacen y empiezan a emitir con el objetivo de difundir y promover la cultura, las tradiciones, la lengua propia y la realidad social e institucional de la comunidad, ofreciendo un servicio público de proximidad”. En el caso de mi amigo este objetivo no se había cumplido. Así que, continué leyendo pensando en ser objetiva y descubrí que si además, organizan sus parrillas conforme a la demanda social, como continúa diciendo el informe, también deberíamos responsabilizar, en parte, de que tengamos en el medio audiovisual falta de diversidad  y contenidos poco próximos, a los hábitos del espectador, es decir, a la audiencia pero entendiéndola más como un dato cualitativo que cuantitativo.

Realmente sí que existe en la caja tonta una amplia oferta de canales privados, públicos, temáticos, musicales con infinidad de programas pero, en verdad, terminamos viendo a los de siempre tendiendo la mano a espacios como Gran Hermano VIP, Sálvame Deluxe, La Voz, El hormiguero, fútbol, etc. y a las cadenas de siempre que, con unas grandes audiencias, dificultan el acceso a otros espacios más modestos. En el día y a la hora exacta del debut de mi amigo, el ranking era éste:  Telecinco (13,7% de share), Antena 3 (12,8%), La 1 (9,5%) – datos extraídos de Kantar media a través de ecoteuve.es. La cadena autonómica donde se estrenaba mi amigo, no aparece en el ranking de las 26 cadenas de televisión más vistas ese día y en esa franja horaria.

En definitiva, este ritual visual que protagoniza el espectador y al que llaman audiencia hace muy difícil la incursión de nuevos productos audiovisuales y dejan poco hueco para lo creativo. Por lo tanto y después de esta reflexión me pregunto, ¿quién destruye a quién?.

Por Eva Fresnillo, consultora sénior de Estudio de Comunicación. España

@EvaFresnillo

Foto

 

,

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

SWITCH THE LANGUAGE
Text Widget
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Vivamus quis neque vel quam fringilla feugiat. Suspendisse potenti. Proin eget ex nibh. Nullam convallis tristique pellentesque.