Muchos expertos en comunicación señalan la necesidad de mantener una actitud proactiva en materia de Comunicación empresarial en situaciones de crisis. Son opiniones profesionales que defienden con vehemencia la Comunicación externa e interna como única fórmula de evitar especulaciones procedentes de terceros (normalmente terceros interesados que aprovechan la debilidad para atacar) y para evitar o al menos contrarrestar bulos que nacen en el seno de las propias compañías. En su conjunto, apoyan abiertamente la tesis de adelantarse a los acontecimientos, conscientes de que el silencio informativo no es rentable en situaciones adversas. El hecho cierto, opiniones al margen, es que nadie hablará de nosotros mejor que nosotros mismos.
Los consultores de comunicación tenemos razones suficientes para creer en la efectividad de la información empresarial y recomendar la proactividad en esta materia. La experiencia de muchos años en la trinchera informativa nos permite afirmar que la Comunicación es un arma estratégica para la empresa y la única fórmula de no perder credibilidad y mantener y reforzar los vínculos de fidelidad y pertenencia de nuestros públicos. Si además la Comunicación es gestionada profesionalmente, es ordenada y coherente con los objetivos empresariales será doblemente eficaz para la marca, los productos y la propia plantilla.
Vivimos tiempos difíciles. Nuestras empresas están sometidas al estrés de competir diariamente en un mercado agresivo y en un marco más internacionalizado. En consecuencia, si somos capaces de atraer a nuestros clientes, motivar a nuestros trabajadores y generar confianza entre nuestros accionistas, más cerca estaremos de garantizar el futuro de nuestra compañía. No es fácil competir en un entorno como en el que vivimos, pero el escenario es el mismo para todos. Las crisis pasan, pero las marcas deben permanecer en el mercado. El secreto está en cuidar las marcas como el valor más importante a medio y largo plazo, ya que las crisis no duran siempre y la Comunicación puede ser el flotador que nos permita alcanzar la otra orilla.
Es la hora de tomar decisiones, aunque conlleven riesgos. Porque la solución, en tiempos de crisis, no es quedarse parados y mucho menos callados.
