Confianza para construir el futuro

 

El Publicista, 01/02/ 2013.- Grant Thornton primero y, un poco más tarde, Campofrío, han enseñado un camino que no conviene dejar pasar por alto: el de mostrar las cosas buenas que España ha conseguido a lo largo del tiempo y que le confieren una imagen muy distante de la que, en los últimos tiempos, ha estado circulando en los Medios de Comunicación internacionales. Lo que han venido a demostrar con sus vídeos, cada uno en su estilo, es que España tiene elementos suficientes que permiten construir un relato que, desde el pasado y el presente, pueda ofrecer una visión en positivo de lo que el país puede conseguir en el futuro.

Es obvio que en una situación de crisis, en la que se están adoptando medidas que, como poco, pueden calificarse de ‘difíciles’ y que están llevando a muchos ciudadanos a protestar en las calles, resulta difícil construir un relato amable del presente que pueda enfocar la mirada, en positivo, hacia el futuro.

Y, así, el relato que, desde fuera de nuestras fronteras se ha ido construyendo, han dado una imagen de nuestro país que, siendo en parte real, ha sacado lo peor de nosotros y ha obviado las fortalezas que España, sus ciudadanos y sus empresas tienen. No hace falta más que recordar el reportaje fotográfico publicado por The New York Times.

Sin embargo, lo bueno de los vídeos de Grant Thornton y de Campofrío, cada uno en su estilo, es que han sabido recoger elementos positivos que, si bien todos conocemos que existen, no hemos sido capaces de ver en su conjunto por el contexto en el que nos movemos. En definitiva, los vídeos construyen un relato que nos dice que “España es un gran país, que gracias al trabajo de los españoles, desde lo individual y lo colectivo, ha sido capaz de marcar hitos en la cultura, la ciencia, la empresa, el deporte…  Desde lo realizado en el pasado y, desde lo que realiza en el presente, está preparado para afrontar el futuro”.

Además, han conseguido dos cosas muy importantes. En primer lugar, situarnos frente a un espejo, mostrarnos que hay motivos para que confiemos en nosotros y en lo que somos capaces de realizar. En segundo lugar, ha mostrado un camino a los responsables políticos para que, desde sus posiciones, sean capaces de, a partir de una explicación convincente de las medidas que están adoptando en sus respectivos ámbitos de responsabilidad, iniciar la construcción de un relato que contribuya a recuperar la confianza, en primer lugar, de los ciudadanos y del conjunto de la comunidad internacional.

Decía Erasmo de Rotterdam que el talento escondido no proporciona ninguna reputación. Una de las debilidades con las que nos hemos tenido que enfrentar en los últimos años ha sido la incapacidad que hemos mostrado, en líneas generales, para comunicar los logros y los buenos resultados obtenidos. Por eso resulta más necesario que nunca aprender del pasado para no volver a cometer los mismos errores en el futuro.

Todo esto que planteamos para el país es también es absolutamente trasladable al mundo empresarial, tanto desde el punto de vista interno como desde el externo. Empezando por este último, las empresas han de empezar a mostrar sus capacidades hacia el exterior, apoyándose en los éxitos pasados y con la puesta en valor de los proyectos de futuro. Y, a partir, de ahí, asegurarse  la confianza de socios, inversores, accionistas, proveedores, clientes, etcétera.

Además, de todo ello, no olvidar el ámbito interno. La situación económica ha obligado a muchas de aquéllas a tomar decisiones traumáticas que han supuesto la pérdida de numerosos empleos. Decisiones que, sin lugar a dudas, ha minado la confianza de aquellos que aún permanecen en ellas. Resulta en muchos casos normal que se haya instalado en la plantilla -del mismo modo que existe en el conjunto de la ciudadanía de forma general- la desconfianza y, sobre todo, la desmotivación. Es normal, asimismo, que los directivos tengan que desarrollar su actividad en un ambiente enrarecido, propicio para que los rumores puedan circular y que, en determinados casos, provoque la deserción de los mejores talentos con los que cuentan.

En esta situación, resulta imprescindible no perder la batalla de la comunicación. La empresa ha de ser capaz de construir, desde la base de lo realizado en el pasado y tomando como referencia los pilares sobre los que se está construyendo el presente, un relato motivador para el conjunto de los empleados que destierre las incertidumbres y permita conseguir el impulso necesario para superar las dificultades pasadas.

Parece cada vez más evidente que desde la confianza propia es desde donde se puede construir un futuro.

@GerardoMiguelb

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