Las conclusiones de un reciente estudio de la Universidad Camilo José Cela vienen a confirmar la sobreexposición de los menores de edad a las redes sociales. No en vano, cuatro de cada cinco adolescentes españoles las utilizan y casi la mitad lo hace a diario.
El estudio, que analiza y compara el uso de las redes sociales entre 6.103 adolescentes de entre 11 y 17 años que viven en ciudades de Argentina, Colombia, Ecuador, España, México y Venezuela, revela que los adolescentes hispanoamericanos superan a los españoles en el uso de dichas redes.
La explicación está en la conexión a Facebook, más popular en esos países, a través de los teléfonos móviles con tarifas muy baratas, frente al uso masivo de Tuenti en España por medio del ordenador.
Además, otra sorpresa que se extrae de las conclusiones del mismo es que el uso intensivo de las redes sociales y los índices de fracaso escolar no están al parecer relacionados, con lo que el mayor tiempo dedicado a las redes no supone un mayor número de suspensos.
Con respecto a la seguridad, sólo 6 de cada 10 entrevistados en España toman medidas para protegerse, mientras que 7 de cada 100 admiten haber quedado con extraños, lo que se denomina los ‘amigos de los amigos’ como medio para ampliar el círculo de amistades.
En definitiva, la naturalidad con que la generación que ha nacido con un ordenador debajo del brazo interactúa con otras personas en las redes sociales supone un peligro latente para su seguridad. La competencia por acumular contactos en las redes mediante la ampliación hasta el infinito del grupo de ‘amigos’ puede hacer que se cuelen indeseables con otras intenciones, ávidos de encontrar determinados perfiles de usuarios. Los padres deben, por tanto, mantener un control sobre esta ventana al exterior que suponen las redes pero siempre apelando al diálogo y advirtiendo a sus hijos de los peligros inherentes que conlleva esta vía de relación social.
