El “descubrimiento” del contenido de calidad

libro-prensa-calidadEs como un mantra que repite (repetimos, vale) todo aquel que tenga algo que decir sobre comunicación, periodismo, publicidad, relaciones institucionales… Lo único importante es el contenido de calidad. Es lo que puede salvar la caída de las audiencias, el interés por las marcas, el grado de atención que nos presten nuestros interlocutores… ¡Loa al contenido de calidad!

Bueno: pues, sí; pero me tiene un poco ‘descolocado’ que algunas personas con las que hablo me lo intenten explicar como la novedad de las novedades. Es como si no supiesen que siempre hemos generado contenidos de calidad cuando hablábamos de guiones para programas de radio o televisión, de reportajes, de investigación periodística, de publicaciones corporativas… ¿Será que estamos tan metidos en las herramientas, en la tecnología, que nos olvidamos de que no importa tener todos los altavoces del mundo si no tenemos nada que decir o si lo que decimos no engancha al receptor?

Pongo un ejemplo: recién fundada Estudio de Comunicación, en 1983, un cliente, un colegio profesional concretamente, nos encargó una revista de comunicación externa. Nos costó hacer valer el criterio de que la revista tenía que ser apetecible de leer para quienes no formaban parte del colectivo que la editaba, que “sus cosas” solo les interesaban a ellos y que se trataba de hacerla con buenos reportajes, buenos artículos y articulistas -ajenos al colegio, claro- para cumplir con el objetivo de comunicación externa: conseguir proyectar los mensajes del colectivo profesional sin que resultasen invasivos para el receptor. La revista superó las dos décadas de presencia en los despachos de profesionales, empresarios, miembros de las Administraciones, directivos de medios de comunicación… Y siempre recibíamos de ella el mismo comentario: “es que da gusto leerla”.

Decir calidad es…

Creo que nos hemos habituado tanto a la cantidad y a la instantaneidad -de información, de recursos, de interacciones-, que, de repente, alguien aporta algo distinto, estudiado, trabajado… y lo señalamos con un “¡oooh: esto es contenido de calidad!”. Bueno: ya es un triunfo en una sociedad en la que parece no haber nada más allá de los estímulos visuales.

Me preocupa, eso sí, que no encontremos la manera de romper la tendencia esa que marcan los cinco segundos de gracia y que señala, según diversos estudios, que no profundizamos, en el mundo digital, en nada que no nos llame la atención en el citado lapso. Y me incomoda, además, porque eso ha incrementado la profusión de cebos, los famosos clickbites, que llevan a parrafadas vacuas y, habitualmente, ajenas al gancho.

El esfuerzo, por tanto, debería estar en no renunciar a los contenidos -de calidad, por supuesto-, y añadir llamadas de atención, por decirlo de alguna manera, también de calidad. Algunos ejemplos estamos viendo en Comunicación Corporativa o en periodismo y esa es la manera… Pero nos va a costar romper la tiranía del “veni, vidi… y lo retuiteé sin más”.

 

Jesús Ortiz, director del Área de Formación de Estudio de Comunicación España.

@JesOrtizAl

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