Todo el mundo decía que era imposible de conseguir. Incluso existían estudios médicos y científicos que aseguraban que cualquiera que lo intentase podría colapsar. Nadie lo había conseguido jamás y, durante mucho tiempo, se consideró una barrera infranqueable.
Sin embargo, en 1954, un británico llamado Roger Bannister se convirtió en el primer hombre en correr una milla, 1,6 kilómetros, en menos de cuatro minutos. En concreto, en 3.59,4 minutos. Toda una proeza inimaginable hasta la época.
Desde ese momento, la hazaña de este joven atleta ha servido para ejemplificar la importancia de creer en uno mismo y en no dejar que nadie nos diga lo que podemos conseguir.
La motivación se antoja, pues, como el motor principal para lograr lo que uno se propone en la vida. Sin embargo, detrás de este hito deportivo se esconden una serie de características que lo explican: la mejora en los entrenamientos, tras el fin de la II Guerra Mundial una más adecuada alimentación y la evolución de la técnica a la hora de correr.
Por tanto, podemos considerar que elementos como la constancia, el método y la experiencia serían los responsables de la consecución de un objetivo que, hasta entonces, se creía imposible de alcanzar.
Otra de las lecciones que se extrae del caso Bannister es el de la falsa ilusión del denominado aprendizaje por observación. Ver a alguien hacer algo puede hacerte sentir que cualquiera puede hacerlo. Sin embargo, todo el mundo sabe que para hacer algo realmente bien hace falta practicar una y otra vez.
Trasladando el efecto Bannister al mundo de la comunicación, sería importante destacar que no se debe caer en el error de tratar de copiar la estrategia de comunicación de compañías grandes y aplicarla en tu empresa. Por el contrario, es necesario contar con un traje a medida adaptado a las necesidades reales de pequeños y medianos negocios y, sobre todo, ir de la mano de expertos con reconocida experiencia en el sector.
Fernando Geijo, Director Estudio de Comunicación España.
@fergeijo
