La imagen es subacuática. Se ven decenas de bolsas de plástico flotando en el mar a medias aguas, con las asas para abajo. Parece un gran banco de medusas. El ser humano tiene la capacidad de distinguirlas porque sabe lo que son. Las grandes tortugas marinas, no. Y se las tragan pensando que son su alimento natural. Se les acumulan en el aparato digestivo y, en muchas ocasiones, les causa una muerte lenta, dolorosa. En muchos casos mueren de inanición.
Tierra Sana, una página de comunidad en Facebook, que además tiene un perfil en twitter llamado @ecogranjero, con cerca de 357K seguidores y de carácter social, ha lanzado una campaña para que reduzcamos drásticamente o eliminemos el uso de bolsas de plástico en nuestra vida diaria por lo contaminantes que son. El éxito de esa campaña radica en la universalidad de la imagen. Cuando en una campaña se acierta con una imagen, poco más hace falta. Ni siquiera es necesario el empleo de imágenes desagradable, violenta, que recurra al erotismo (que vende mucho) o excesivamente explícita, para transmitir el mensaje que queremos. La imagen de las bolsas-medusas no es violenta ni sexual. Expresa de forma clara y real el engaño que provoca en las tortugas, una especia protegida, hasta el punto de que éstas las confunden y se las comen.
El acierto de la campaña radica en la claridad con la que la imagen manda el mensaje. Una imagen que habla por sí sola, que transmite una situación, una amenaza para la fauna, de forma clara, entendible, universal. Sin necesidad de recurrir a una imagen de tortugas muertas. Entendemos el problema que se está denunciando.
No nos confundamos en el empleo de imágenes en las campañas. Si acertamos con una buena imagen, el éxito será universal y entendido en todo el mundo.
Por Juan Francés, Director de Estudio de Comunicación España
