El mal ejemplo de los políticos (algunos)

Comparecencias de prensa por videoconferencia en las que no se admiten preguntas, ataques censores en forma de declaraciones como “hay que poner límites a los Medios por el daño que hacen”, “tu miente y échame a mí la culpa”, peinetas, sonrisas cargadas de arrogancia como respuesta, la mentira sistemática, las insultantes y burdas excusas de algunos políticos a la ciudadanía, nada o muy poco creíbles, la censura informativa (más o menos descarada)… La lista es larga. Son ejemplos del mal hacer de algunos políticos españoles cuyo nombre prefiero obviar. Malos ejemplos del ejercicio de la comunicación, del deber de transparencia democrática que han asumido con la ciudadanía y que rara vez cumplen con el rigor y el respeto que se merece el pueblo soberano. Por méritos propios, su credibilidad y prestigio están por los suelos.

Sirvan esas respuestas, actitudes, gestos y demás, como el ejemplo contrario de lo que los gestores de las Compañías deben hacer en su comunicación con sus diferentes públicos, accionistas u otros. Los gestores de las Compañías deben ser transparentes, claros, transmitir de forma inequívoca, para ganarse la confianza de los accionistas, los empleados o cualquier otro público al que se dirijan. La transparencia y el buen hacer de un gestor le otorga credibilidad y, por tanto, le mantiene en el puesto. Él se la juega (aún mucho más en el mundo anglosajón que en esta España nuestra) porque si le pillan en una mentira, en una media verdad, en la falsificación de un dato, en un mal gesto… le pueden poner en la calle. No como nuestros queridos políticos. Que ni siquiera tienen el valor de dimitir con la cabeza alta. Total, ¿qué es un millón y pico en clases de golf?

Por Juan Francés, consultor sénior. España

@JuanAFrances

 

Foto: Google Imágenes

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