El tono de la comunicación interna en momentos de crisis

En estos momentos complicados y excepcionales en los que nos encontramos, con los empleados en casa -bien trabajando, bien a la espera de la vuelta al trabajo, en la incertidumbre de si eso será cierto, o “teniendo que” ir a trabajar- es difícil “cogerle el punto” a cómo comunicarnos con ellos. Me refiero sobre todo al tono de la comunicación.

En la mayoría de los casos, estamos cautivos del tono que ya usábamos antes del COVID-19, moviéndonos entre lo formal e informal. Este tono y estilo es producto de la cultura de la empresa y nos habrá ayudado a generar la confianza y credibilidad que ahora tanto necesitamos. En todo caso, siempre deberá ser resultado de cómo podemos llegar e impactar mejor en los profesionales.

Por otra parte, esta crisis que todos vivimos encerrados -en el mejor de los casos- está llevando a los ciudadanos a inundar de humor, aplausos y mensajes positivos el día a día de nuestros móviles en un intento de compensar el desgaste emocional que la situación en general nos produce.

Es un momento propicio para confundir -con sana intención- motivación con risas, música y diversión. Algo que cada uno aceptamos o rechazamos del entorno cercano en nuestro móvil sin mayores consecuencias. Pero ¿recomendaríamos al Director General que, en estos momentos, se comunique con sus colaboradores con ese mismo tono?

Es momento de preguntarnos, ¿es eso lo que esperan los empleados de sus empresas? Antes de actuar, pensemos en cuál es el estado anímico de los profesionales, qué clima interno ha existido cuando la situación era normal, qué percepción tienen de la dirección. Y a partir de ahí, pensemos en qué estrategia de comunicación interesa poner en marcha y qué tono debemos usar para llegar mejor a los empleados, mejorando la confianza que hasta ahora hemos ganado.

Porque es posible -y en el momento actual puede ser muy adecuado- comunicar con sobriedad, con tono serio pero empático y lograr motivar y ganar confianza.

Lo que importa es que nos vean cerca, interesados por sus dificultades, resolviendo problemas, explicando las razones de lo que estamos haciendo, mostrando autocrítica -si la situación lo requiere- y reconociendo el esfuerzo. Y hacerlo con la sobriedad que requiere el momento. Un tono muy festivo en nuestra comunicación puede distanciarnos más que acercarnos y en un momento como éste, en el que no tenemos formas adecuadas para conocer las consecuencias.

Por Concha Gómez San Bernardo directora del área de Comunicación Interna de Estudio de Comunicación.

@Concha_Gomez

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