La crisis que vivimos los españoles en los últimos tiempos ha puesto de moda varias tendencias en comunicación, como la del ya conocido uso del eufemismo y la resistencia a llamar a las cosas por su nombre, pero sobre ella ya han corrido ríos de tinta y se ha despachado a gusto medio país en los últimos días, e incluso hemos opinado en este blog, así que yo abordaré en este punto una nueva moda como es la del vídeo comentario; que si bien no es nuevo, si ha ido ganando terreno y ha adquirido un peso específico en las webs de los medios al calor de la crisis.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras y no es ninguna tontería como ha corroborado la necesidad de explicar en un lenguaje entendible para el común de los mortales las causas y consecuencias de la crisis.
En las últimas semanas han proliferado en los principales medios de comunicación los comentarios de expertos, decanos del periodismo y demás profesionales que no han dudado en ponerse delante de una cámara en un entorno lo más natural y cotidiano posible para intentar traducir al Román Paladino las subidas y bajadas de la prima de riesgo, el rescate y demás términos hasta ahora desconocidos para la mayoría de los españoles, crueles protagonistas de nuestra Historia financiera.
¿Pero dónde radica el valor añadido de los vídeo comentarios? Sin, duda en primer lugar, en la rapidez con la que pueden elaborarse: la velocidad a la que se producen los acontecimientos y la necesidad perentoria del medio en difundirlos, exigen una respuesta muy rápida de los medios y qué mejor que grabar a uno de sus prestigiosos redactores jefes dando un repaso a los hechos.
En segundo lugar, en la capacidad de hacer más entendible un asunto complejo pero de interés global y para el total de la ciudadanía. Los tiempos en que términos como bonos y preferentes eran coto de los medios económicos o de un perfil muy determinado de lector de páginas salmón en un dominical acostumbrado a la jerga financiera son ya pasado. Ahora en los cafés, en la cola del supermercado o en la peluquería se comenta la realidad macroeconómica del país, pues el que más o el que menos teme por su hipoteca y le interesa saber qué va a pasar si su banco quiebra y busca con avidez fuentes solventes que le digan si sus ahorros están a buen seguro en el banco o si les tiene que ir haciendo un sitio debajo del colchón.
Sin bola de cristal es difícil pronosticar que pasará a corto o largo plazo, pero si sabemos los que nos dedicamos a esto de la comunicación que la crisis ha cambiado el interés de los ciudadanos por la economía y que los periodistas tienen ante sí el reto de explicarla de una manera entendible para el gran público y en esta tarea el vídeo comentario puede ser, si se le sabe sacar partido, un excelente aliado.
Por Ana Pereira, consultora senior.
@anabepereira
Foto: Puro Amor Al Rap
Hola Ana,
encuentro muy interesante este post. Como tu bien dices, ya es hora que las cosas se digan por su nombre y el vídeo comentario es una muy buena forma de hacerlo. Debo decir pero que no se debe caer en el error de hacer vídeo comentarios de baja calidad, como ya está ocurriendo. Es decir, se debe tratar igual de bien el contenido como el continente.
Hay muchos expertos que saben explicarse muy bien pero piensan que con una grabación a través de su smartphone o iphone es suficiente y yo pienso que se debe seguir apostando por la calidad de la imagen, tanto en la grabación como la edición.
Es decir, un vídeo viral dará la vuelta al mundo si la calidad del mensaje es buena, pero la reputación de la persona que habla y su credibilidad irá en aumento si el vídeo resulta creativo y de calidad.
Gracias por compartir tus conocimientos.
Hola Rosa,
gracias por tu comentario, tienes toda la razón y suscribo lo que dices plenamente, no se puede «desprofesionalizar» el recurso a la imagen en comunicación, lo cual tiene por qué estar reñido con el periodismo ciudadano de Smartphone, una cosa complementa a la otra, pero el vídeo comentario que está floreciendo en estos días es y debe ser llevado a cabo efectivamente por profesionales.