Falta de sensibilidad

Cada poco tiempo aparecen en los Medios de Comunicación noticias sobre la falta de sensibilidad que demuestran algunas personas o instituciones con determinadas actividades o declaraciones. La mayoría de las veces, son errores derivados de una mala comunicación o algún malentendido y no por el deseo de menospreciar ni herir los sentimientos de nadie.

Todos conocemos casos en los que a la falta de sensibilidad le ha seguido una nota de rectificación, cuando no el despido de los protagonistas. El último ocurrió en nuestro país, cuando el número dos de la Marca España fue cesado de forma fulminante tras un comentario publicado en Twitter sobre los habitantes de Cataluña.

Los Medios de Comunicación no están exentos de caer en este error. Hace unas semanas, la revista Rolling Stone abría su edición con la foto del terrorista del maratón de Boston como si de una gran estrella de la música se tratase. La reacción no se hizo esperar: en las redes sociales numerosas personas comenzaron a criticar el tratamiento y la oportunidad de la información. Un gran número de tiendas se negaron a vender la publicación, a la vez que el alcalde de Boston llamaba al director de Rolling Stone para pedirle explicaciones. Ya lo comentó con detalle mi compañero Gerardo Miguel unos post antes.

Más reciente es el caso de la fotografía del Papa Francisco en Time, coincidiendo con la última Jornada Mundial de la Juventud, en la que los dos ángulos superiores de la M de Time parecían dos cuernos que sobresalían de la imagen del Santo Padre. El revuelo empezó nada más saberse la noticia y un aluvión de mensajes comenzó a circular en Twitter sobre la polémica.

Por mucho que pensemos que los profesionales que trabajamos en Comunicación somos personas con un alto grado de sensibilidad ante el dolor humano o la ideología de otros, la realidad es tozuda y nos muestra que, muchas veces, nos olvidamos de que nuestro trabajo afecta de manera directa a los sentimientos humanos.

La Comunicación es un fenómeno social que llega a un enorme y diverso número de personas con sus sentimientos, miedos y valores diferentes. Todos los que trabajamos en este campo deberíamos ser más cautos a la hora de realizar nuestra labor. Tal vez debamos hacer un mayor esfuerzo para ponernos en el lugar de los otros o tal vez sea por culpa de que el trabajo, el estrés o, simplemente, la vorágine diaria nos hacen cometer errores.

De todos modos, no estaría de más que, cuando tengamos que comunicar, dediquemos unos minutos a pensar si el mensaje que estamos transmitiendo, imágenes incluidas, es respetuoso y no herimos gratuitamente a nadie. Es mejor perder unos minutos en reflexionar, que convertirnos en trending topic de la torpeza.

Alejandro de Antonio, Consultor sénior de Estudio de Comunicación. España.

@AdAntoG

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