La emoción en Twitter

Mientras la maquinaria financiera del gigante de internet en que se ha convertido ya Twitter calienta motores para salir a bolsa y cotizar en cash lo que ha venido empollando durante años de trinos urbi et orbe, los gorjeos no meditados de algunos de sus millones de clientes continúa deparando sorpresas y a veces lamentables errores de comunicación.

El reciente aniversario de los trágicos atentados del 11 de septiembre le ha subido los colores a AT&T en Estados Unidos. El presidente de esta multinacional de telecomunicaciones, Randalph Stephenson, se vio obligado a disculparse públicamente por un tuit difundido el 11 de septiembre desde la cuenta corporativa, que, con la excusa de recordar a las víctimas del bárbaro atentado, fue interpretado masivamente como la utilización comercial de un suceso luctuoso en beneficio propio. En dicho tuit y con la etiqueta #Neverforget (No lo olvides), AT&T publicaba la fotografía de una mano empuñando un smartphone en cuya pantalla aparecían dos rayos luminosos que ocupaban el lugar de las desaparecidas Torres Gemelas en la bahía de Nueva York. Tras el aluvión de tuits de crítica, AT&T decidió inmediatamente retirar su mensaje y entonar un mea culpa. La anécdota ilustra una vez más las dificultades que comporta manejarse en la red de microblogging. Lo que posiblemente se concibió como un gesto de solidaridad hacia las víctimas –de hecho, no figuraba marca comercial en el Smartphone que se mostraba- consiguió el efecto contrario; una muestra de la importancia del factor emocional imperante en Twitter y de cómo las normas o patrones que funcionan en otros ámbitos no lo hacen en este.

Por si acaso, el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, impertérrito ante el fenómeno Twitter, afirma condescendiente desde su blog en The New York Times (The consciente of a liberal): “Yo no tuiteo nunca”. ¿Por qué?”, se pregunta: “Una razón es porque tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo. Otra es porque no creo que mi reacción inmediata a las cosas que ocurren sea especialmente interesante. Soy muy consciente de cómo a veces muchas personas acaban perjudicándose cuando tuitean cosas ofensivas».

Por Adolfo Lázaro, consultor sénior de Estudio de Comunicación España.

@alazaro_m

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