La morfina de los ERTES

En estos días casi 2 millones de trabajadores están pendientes de un hilo. Su vida laboral se ha visto trastocada por la pandemia y no saben si el “salvavidas de los Ertes”, que les lanzó el Gobierno cuando el virus se manifestó con toda su crudeza, les va a seguir sosteniendo en las turbulentas aguas que el Covid 19 ha ocasionado en la economía de este país.

Gobierno, empresarios y sindicatos dirimen hasta cuándo, para quiénes, qué importe, si va a computar o no como periodo consumido de desempleo y otras cuestiones en las que a muchos trabajadores les va su vida laboral.

Independientemente de las decisiones que finalmente se adopten, las empresas que han hecho uso de los Ertes no deberían utilizarlos en sus comunicaciones internas como morfina, le tomo la expresión a un buen amigo y profesional de información económica. Me explico. La comunicación con los empleados no puede seguir adormecida, aletargada a la espera de que el temporal amaine y todo vuelva a la normalidad, no a la “nueva” sino a la de siempre aunque sea distinta.  Ahora más que nunca creo necesario impulsar y fortalecer el vínculo entre empresas y empleado. No importa lo que pase en el futuro inmediato. Tanto si continúa la relación laboral como si finaliza, la empresa debe estrechar su Comunicación Interna con transparencia y honestidad. Los que continúen en la empresa necesitarán estar informados y motivados. Los que pudieran quedar fuera seguirán siendo prescriptores de opinión de la empresa y de la marca de por vida. No lo olvidemos.

 

Por Charo Gómez, socia en Estudio de Comunicación.

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