La #rebelión de las #masas en las redes sociales

Era 1929 cuando Ortega y Gasset escribió la serie de artículos que fueron posteriormente publicados como libro bajo el título de La rebelión de las masas, y desde luego no le faltaban razones para acuñar esa expresión pero no creo que, ni de lejos, nuestro mejor filósofo llegara a sospechar cuán rebeldes iban a ser las masas un siglo después.

Hoy, las redes sociales son, cada vez con más frecuencia, el escenario de una sucesión encadenada de rebeliones unas veces por temas de fondo y otras por simples cuestiones baladís. Pero siempre conviene oír a las masas porque en este siglo que vivimos, gracias precisamente a las redes sociales, las masas tienen voz, expresan articuladamente opiniones e incluso se organizan desestructuradamente para llevar a cabo acciones sin que aparentemente tenga ni siquiera que existir un élite que las dirija, como habría esperado el maestro Ortega.

La ascensión de los partidos políticos no mayoritarios en España, ¿no es un claro ejemplo de rebelión de las masas frente al status quo? Creo que claramente sí, pero como no me parece educado desnudarme políticamente aquí, voy a optar por quedarme en ropa interior. No, no se asusten, me refiero a un par de marcas de ésta que han causado o rebelión o apoyo en función de su capacidad para conectar con la sensibilidad de “las masas” que, dicho sea con terminología del siglo XXI, no son otra cosa que los consumidores o, simplemente, los ciudadanos.

Hace unos meses la reputada marca Victoria Secret consiguió la más indeseada notoriedad gracias a su campaña publicitaria The perfect Body. En ella ese eslogan se unía a la imagen de sus “ángeles” esto es, las delgadísimas supermodelos que contratan para vestir sus creaciones, y creaban piezas publicitarias con esa combinación de eslogan y cuerpos de ensueño.

La rebelión de las masas no se hizo esperar. Las redes sociales, los blog, Change.org… y luego los periódicos y las cadenas de televisión ardieron viralmente con la indignada reacción de una masa inarticulada de mujeres que repudiaban la idea del “cuerpo perfecto” y reivindicaban la perfección del suyo propio. El grito de guerra fue el hastag #iamperfect y la munición miles de tuits, posts y fotografías de todo tipo que mostraban a las claras y, sin lugar a dudas, lo que las fotografiadas opinaban de la marca y su campaña.

Está claro que las masas de hoy no son las de Ortega y a las de ahora el mundo de la empresa, el del consumo o el de la publicidad las tiene que escuchar  y ha de tomar en cuenta su sensibilidad. Lo contrario no sólo puede desencadenar un Armagedón mediático sino incluso la interesada respuesta de la competencia como ha sido el caso de Lane Bryant, otro creador de lencería, quien con el eslogan de I’m no angel lanzó con éxito su campaña de ropa interior para tallas grandes. Y ya se sabe, es que todo el mundo hace leña del ángel caído.

Por J. Alberto Mariñas, Socio de Estudio de Comunicación. España
@amarinas

 

 

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