La transformación de los contenidos digitales: ¿estamos preparados para el cambio?

Durante el estado de alarma impuesto a raíz de la crisis del Covid-19 hemos sido conscientes del gran volumen de contenidos que consumimos habitualmente. Hablamos de contenidos de toda índole, desde el entretenimiento, como el que proporcionan las plataformas de streaming, hasta los informativos, como los medios de comunicación y las redes sociales. Estas últimas, sin embargo, oscilan entre ambas categorías, e incluso se entrelazan a menudo, difuminando la frontera entre la mera distracción y el conocimiento. No en vano pasamos alrededor de 6 horas al día navegando en Internet desde todo tipo de pantallas como móviles, tabletas, y demás dispositivos inteligentes.

En este sentido, diversos estudios realizados durante los meses de confinamiento han arrojado algunos datos muy esclarecedores. Las plataformas de streaming, como Netflix o HBO, han acusado un aumento del 57 por ciento de visualizaciones durante el pico más duro de la pandemia, aunque las verdaderas protagonistas han sido las redes sociales. A muchas sociedades les ha beneficiado poder humanizar sus contenidos en Internet y estudiar a sus públicos objetivo a través de ellas, lo cual les ha brindado la oportunidad de acercarse a las necesidades de los usuarios. De esta forma, las compañías del Ibex 35 han acaparado el 58 por ciento de la actividad en las redes online, generando hasta 2,3 millones de interacciones, un 60 por ciento más que el año pasado. Sorprendentemente, sólo el 24 por ciento de los contenidos trataban sobre la crisis sanitaria del Covid-19, demostrando su capacidad de reinventarse e innovar.

Aquí yace el quid de la cuestión, ya que los contenidos digitales son una parte esencial para que las empresas generen engagement con sus públicos objetivo, tanto si son externos como si se trata de sus propios trabajadores. Adquirir una mayor visibilidad lo significa todo en contextos de crisis. Para lograr distinguirse en la maraña de información cruzada que son las redes sociales, es muy importante que nuestro relato sea auténtico y convincente y, sobre todo, que responda a las tendencias de consumo de los públicos a los que nos dirigimos. En este sentido, los más avispados habrán notado un curioso cambio que aún se desarrolla con calma pero que no aminora. El formato de emisión de los contenidos está migrando al vídeo de forma gradual y sin ceder su trayectoria a otros soportes, al menos, con tanta determinación. Algunos expertos en materia digital aventuran que, incluso, el texto podría acabar “desapareciendo”.

¡Ave, vídeo!

La tendencia de los hábitos de consumo de los usuarios en las redes indica que cada vez más buscamos la condensación de la información en soportes que favorezcan la brevedad y lo visual, lo cual desplaza al tradicional texto irremediablemente. La sencillez está a la orden del día, y lo más probable es que los formatos más conservadores que no están originalmente diseñados para integrar este soporte también acaben dando el salto al vídeo muy pronto. Currículums para entrevistas de trabajo, boletines diarios de comunicación interna e incluso teletipos informativos, todo es susceptible ya de reproducirse en vídeo. Esto, no obstante, también entraña más riesgos. Con la amplia disponibilidad de herramientas y la fácil accesibilidad al conocimiento que nos ofrece Internet, los bulos o fake news pueden proliferar con mucha más rapidez y efectividad.

Por otro lado, esta proyección también trae consigo nuevas oportunidades, como las plataformas sociales emergentes que han ampliado nuestros horizontes y nos han permitido acercarnos más a nuestras audiencias. Algunas redes sociales como TikTok o Twitch, y nuevos formatos telemáticos como los webinars nos han ayudado a mantener el contacto cuando el distanciamiento social está a la orden del día. La rápida y eficaz adaptación de las empresas e instituciones a este tipo de soportes en tan poco tiempo revela que estamos más que preparados para mudarnos al vídeo como formato estrella para la difusión de nuestros contenidos. Pero, la pregunta realmente importante es: ¿haremos un uso responsable y ético de los contenidos online, sorteando las noticias falsas y siendo capaces de transmitir transparencia a nuestros públicos objetivo? ¿O seremos arrollados por un medio tan cambiante y astuto?

La única manera de estar preparados es conocer bien a nuestra audiencia, entrenar a nuestros portavoces y adaptarnos a los nuevos soportes con previsión y paso seguro. Los profesionales de la comunicación siempre son la herramienta más efectiva y fiable para asegurarnos de que nuestra empresa se encuentra en el camino correcto.

Por Mérida Miranda, consultora de Estudio de Comunicación.

@MridaMiranda1
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