Los Emojis son esos coloridos y divertidos iconos que se han colado en todas las conversaciones escritas, tanto en las profesionales como en las personales, porque no hay mejor manera de expresar estados de ánimo y emociones y porque no necesitan que los interlocutores hablen el mismo idioma para entender lo que se quiere expresar. Estos imprescindibles pixeles de nuestra comunicación representan al conjunto de la sociedad, las costumbres, la gastronomía, etc., están estructurados y tienen un significado propio. De hecho, están organizados mundialmente por el Consorcio Unicode, grupo que integran las grandes compañías tecnológicas, y que es el responsable de mantener el estándar visual de los emojis en todos los dispositivos y plataformas y de llevar un control exhaustivo, por parte del subcomité del Emoji, de cuáles son los que se incluyen en el “catálogo” y cuáles no. Aunque parezca increíble, desde la propuesta de un nuevo Emoji hasta su inclusión en la lista puede tardar hasta dos años.
La interpretación de los símbolos evoluciona con las generaciones y los emojis no se quedan atrás. Las nuevas tendencias en el uso de estas mini imágenes por parte de los centennials son muy interesantes. Por ejemplo, los emojis de la calavera o la cara llorando a mares, que se entendían como emociones negativas, los centennials las utilizan para representar la expresión “estar muerto de la risa”.
Todo un diccionario del lenguaje simbólico que nos acompaña tanto en la comunicación social como en la comunicación corporativa, interna, y por supuesto en el marketing y la publicidad, por lo que mantener una escucha activa de los diferentes stakeholders para analizar las nuevas tendencias es clave en la estrategia de comunicación y marketing para adaptarla y poder impactar de la manera óptima a los públicos objetivo.
Ya lo sabes, si alguien te manda la calavera no te asustes, solo se está riendo mucho.
Por Carmen Sotomayor, consultora sénior
