Los tiempos están cambiando

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“For the times they are a-changing”, cantaba hace décadas Bob Dylan con su voz de papel de lija en lo que se podría interpretar, ya entrado el siglo XXI, como un aviso para navegantes que con cada vez mayor insistencia redobla sobre las cabezas de los editores de prensa diaria en todo el mundo. Que la prensa diaria está cambiando irremisiblemente no es nuevo. Que el cambio está a la vuelta de la esquina, incluso más cerca de lo que creen algunos comienza ya a asentarse como una convicción entre los más rezagados.

El último Libro Blanco de la prensa diaria que anualmente realiza la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) ha puesto recientemente el acento en algunas de las tendencias que van a marcar el futuro de los diarios: la inevitable integración de soportes impresos y digitales y la instauración de una realidad multisoporte.

La constante reducción de los ingresos publicitarios, que ha alcanzado su apogeo estos dos últimos años como consecuencia de la crisis, ha disparado las alarmas e inevitablemente la presión económica va a hacer saltar las costuras que todavía encorsetan a los diarios tecnológicamente menos avanzados, acelerando así el proceso de modernización sectorial.

La reinvención de los diarios será sin duda una premisa imprescindible para la supervivencia. Aun cuando la inversión publicitaria se recuperará cuando mejore la situación económica, la migración tanto de la publicidad como de los lectores del soporte impreso al soporte digital es un hecho y como pronostica PricewaterhouseCoopers en su último informe sobre las tendencias globales en el sector de Medios y Entretenimiento (Global Entertainment and Media Outlook 2009-2013) el cambio estructural que se avecina en la publicidad en medios impresos será de tal calibre que para 2013 la facturación combinada de la prensa tradicional más la digital será previsiblemente inferior a la estrictamente impresa obtenida en 2008.

Recientemente el magnate de la comunicación, el australiano Rupert Murdoch, propietario de cabeceras tan emblemáticas como The Wall Street Journal auguró que el viejo modelo periodístico basado exclusivamente en la publicidad había muerto y que necesariamente habría que que cobrar por el contenido de calidad en la era digital. Este asunto fue también materia de debate en el Congreso de la Asociacion Mundial de Periódicos (WAN) celebrado en la India.

Sea cual sea el futuro modelo de negocio de los medios impresos, lo que sí está claro es que la creatividad, la calidad en la generación de contenidos informativos y en la interpretación de la realidad serán decisivos para la supervivencia en esta nueva era multisoporte. Las consecuencias que esta inevitable adaptación tecnológica tendrá en todos los que nos dedicamos a la comunicacion son todavía díficiles de atisbar. Nos quedaremos, de momento, una vez más con el aullido del Príncipe de Asturias de las Artes «watching the river flow».

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