No sólo ser, sino parecer

PRNoticias, 29/09/2011.- Nieves Serrano, consultora de Estudio de Comunicación, recuerda en este artículo que el cuidado de la imagen personal no es algo nuevo y que sigue siendo igual de necesario que un directivo represente la imagend de su empresa. Desde los reyes y sus pintores de cámara hasta los dirigentes políticos más actuales, siempre ha importado el como nos ven o deben ver. Puede ver la reseña aquí, acceder a PRNoticias o leer el artículo en nuestra Web.

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La imagen de una persona habla por ella sin necesidad de utilizar palabras. La preocupación por la imagen, por tener buena imagen, viene de tiempo inmemorial.

Si no, ¿por qué Felipe IV hizo a Velázquez pintor de la corte y Goya fue el pintor oficial de Palacio y de numerosos aristócratas de la época? Sin embargo, estos dos casos les salieron rana a nuestros monarcas, ya que todos recordamos retratados en ‘Las Meninas’ a los reyes Felipe IV y Mariana de Austria en un minúsculo espejo y a la familia de Carlos IV, en fin, cómo decirlo, no muy favorecida.

Reyes, políticos y empresarios desean controlar su imagen. Una imagen a la que muchas veces no le prestamos atención, pero que tiene tanto poder que puede ayudarnos a conseguir nuestros objetivos o hacer que fracasemos en nuestro propósito.

Resulta curioso el resultado de la encuesta realizada tras la celebración de un debate entre Nixon y Kennedy disputándose la presidencia de los Estados Unidos. En una época en la que no todos los ciudadanos tenían una televisión, la radio era escuchada por decenas de millones de personas y el debate entre estos pesos pesados se televisó y radió simultáneamente.

Dicha encuesta destacó que para aquéllas personas que habían seguido las exposiciones de los políticos por la radio, el vencedor del debate fue Nixon. Sin embargo, para los que estuvieron pegados a la televisión, el ganador fue Kennedy. ¿Cómo puede ser, si lo que se oyó en ambos Medios de Comunicación fue el mismo discurso? Porque la audiencia de televisión pudo ver cómo Nixon (probablemente por los nervios) comenzó a sudar como si estuviera en una sauna, llevaba el nudo de la corbata mal hecho y el traje no le quedaba bien. Sin embargo, Kennedy, como siempre, tenía un look impecable.

Sigamos con ejemplos de políticos. Durante los años 80, la chaqueta de pana con coderas se consideró la prenda progresista por excelencia, y todo porque era utilizada con bastante frecuencia por Felipe González. Pero la cosa no se queda ahí. Hace unos años me compré una chaqueta de pana con coderas y el primer comentario que me hicieron mis amigos cuando me la vieron puesta estuvo relacionado con esta etapa de la democracia española. Curioso, más teniendo en cuenta que cuando Felipe González ganó sus primeras elecciones todos mis amigos usaban chupete.

Los partidos políticos se han dado cuenta de la importancia de la imagen para alcanzar sus objetivos. Por ello, han creado dentro de sus organigramas un departamento cuya principal función es precisamente ésa, manejar, controlar, educar, guiar la imagen de los potenciales o actuales gobernantes.

¿Y cómo trasladamos esto a la comunicación corporativa? Pues de forma muy complicada. Muchos dirigentes empresariales todavía no se han dado cuenta del poder de la imagen y la dejan al azar. Con esto no quiero decir que se tenga que vestir de diseño para dar buena imagen, sino que la imagen se tiene que adecuar a cada momento y a cada lugar, y no puede ser casual, tiene que estar estudiada y preparada.

La imagen que proyectamos tiene que apoyar el discurso que estamos pronunciando. Y no sólo nuestra imagen personal, sino el escenario en el que estamos hablando. Un caso que estoy segura nos ha pasado a todos: ¿quién no ha dejado de prestar atención a un discurso o una noticia porque detrás de la persona que estaba hablando había otra haciendo algo raro?

Es muy frecuente que cuando vemos a una persona por la calle o nos presenten a alguien la cataloguemos dentro de un grupo: tiene pinta de algo. Por eso es tan importante la imagen que damos a los demás, ya que sólo con vernos nos meten en un grupo del que luego puede ser difícil salir si no es el grupo en el que nos gustaría estar.

De ahí la radical importancia que tiene manejar la propia imagen o contar con alguien que nos ayude a tal efecto. No me refiero a una persona que te compre la ropa, sino una persona que controle todos los elementos que te rodean para que lo que se vea se corresponda con lo que se oiga.

Sirvámonos de Kennedy y cuidemos los detalles, controlemos lo que decimos sin palabras y escuchemos a los profesionales en esta materia porque seguro que nuestro mensaje saldrá reforzado.

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