“La niña que sabía dibujar” es una novela en la que Penina Keen Spinka retrata con detalle las costumbres de las tribus primitivas de los nativos norteamericanos. Al aproximarnos a la cultura de las distintas tribus percibimos similitudes entre el comportamiento de la tribu y el de una empresa actual.
A partir de esta similitud parece sugestiva la idea de echar la vista atrás y explorar el bagaje que traemos aprendido desde mucho antes que se acuñara el término “empresa”, sin por ello restar importancia a las nuevas formas de comunicación corporativa, esenciales para el óptimo funcionamiento de las compañías. Las empresas, luchando entre la internacionalización y la atomización, se enfrentan a retos a los que se puede responder combinando las armas nuevas con las soluciones implantadas a través de las relaciones primigenias.
Así, para consolidar el orden y la operatividad de cualquier grupo humano es esencial orquestar bien la transmisión de información a nivel interno. En el caso de la tribu esto se logra mediante el respeto a las tradiciones, la difusión y preservación de costumbres gracias a los ancianos y sus sabias anécdotas junto al fuego. En el caso de la empresa el objetivo se logra mediante boletines informativos de carácter internoon line y off line, acciones específicas en la intranet, y convocatorias de reuniones periódicas en las que presentar objetivos logrados y nuevas metas comunes.
El acervo cultural propio de una empresa hace que quienes la integran se sientan parte de un todo, miembros de la tribu, y se identifiquen con unos determinados valores comunes. La identificación del personal con la empresa y el conocimiento de la misma influyen positivamente en los resultados a todos los niveles y en el clima de trabajo. Todo ello es síntoma de una Identidad Corporativa bien articulada, que no descuida a sus públicos internos.
Por Sofía Requeijo, consultora.
@S_Requeijo
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