Starlink: La comunicación llegará a las zonas más remotas del mundo

Es probable que estemos en la antesala de un nuevo hito histórico por parte de la compañía de Elon Musk, el lanzamiento de Starlink.

Este nuevo proyecto de SpaceX consiste en crear una constelación de satélites que tiene el objetivo de llevar Internet a cualquier parte del mundo, sobre todo, a áreas rurales o despobladas donde el acceso a fibra es prácticamente impensable. Esta ambición, que probablemente sólo hayamos podido imaginar en sueños, ya comienza a materializarse en algunos países.

Según el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, el 81% de la población española dispone de cobertura de Internet a más de 100 Mbps, siendo Galicia (72%) y Castilla y León (78%) las Comunidades con menos cobertura. En un mundo globalizado en el que el acceso a la información está a un click, cuesta pensar que hay zonas en España donde casi el 30% de la población no tiene posibilidad de acceder a ella.

En España ya se ha registrado la marca Starlink, que es el primer trámite para poder disfrutar de este servicio. En Canadá y Reino Unido han comenzado las pruebas. En estos países se puede acceder a la versión beta que, de momento, no tiene la velocidad esperada, pero en un futuro, a medida que la constelación de satélites aumente, logrará alcanzar su objetivo de velocidad y cobertura.

‘Better than nothing’

A principios de este año 2021, la compañía americana lanzó 60 satélites de Starlink para aumentar la constelación a más de 1.000 con la intención de conseguir una velocidad superior a cualquier conexión terrestre existente por fibra óptica y llegar a todo el planeta. Para acceder como usuario a esta red, el usuario necesita una antena que vende SpaceX a quien quiera ser pionero y probar la versión de prueba que han bautizado “Better than nothing”.

Elon Musk, dueño de la compañía y pionero en energía limpia con sus coches eléctricos, no iba a descuidar este aspecto con sus satélites. La tecnología de Starlink está a la vanguardia en la moderación o disminución de desechos en órbita. Al final de su vida útil, los satélites utilizarán su sistema de propulsión a bordo para abandonar la órbita terrestre. En el improbable caso de que el sistema de propulsión quede inutilizado, los satélites se quemarán en la atmósfera terrestre en un plazo no superior a 5 años, mucho menos que los cientos o miles de años que se necesitan a mayor altura.

Por Inés Amil, consultora de Estudio de Comunicación.

@InesAmil

 

 

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