La palabra frente a la imagen

 

Una imagen vale más que mil palabras es un tópico viejo y conocido que se suele esgrimir de vez en cuando en asuntos de comunicación, aunque no siempre tan rotunda afirmación sea verdad. Hay palabras que necesitarían muchas imágenes para expresarlas con la profundidad y exactitud de un noble sentimiento: amor, perdón…

Actualmente se esgrime más la palabra como el futuro más cierto de la comunicación porque tiene, hoy por hoy, mayor presencia en las llamadas redes sociales. Claro que yo nunca me atrevería a afirmar que 140 caracteres (espacios y signos incluidos) que difícilmente completan más de 20 palabras, valen más que una imagen. Tampoco lo haré sobre una cara y un texto en un muro virtual por muchos millones que puedan contarse. Una sola imagen, por ejemplo la de la niña vietnamita  Kim Phuc corriendo despavorida y abrasada por el napalm, no podría ser mejor descrita por millones de tuits que, probablemente, no tendrían ni la enésima parte de influencia en el fin de tan inhumano conflicto de la guerra de Vietnam como la instantánea de Nick Uth.  En blanco y negro y cuarenta años después aún resuena en nuestra memoria y en nuestra conciencia.

No es sólo cuestión de la capacidad humana de percepción sensorial, sino, fundamentalmente, cuestión de nuestra capacidad de percepción intelectual y de percepción, aunque quede cursi, del alma.

La comunicación, como antaño decían nuestros abuelos de las ciencias, avanza que es una barbaridad.  Y  no son  sólo el contenido y  el continente, sino, con ellos,  la luz y el enfoque y la fuerza  del plano y la secuencia; como el matiz, la entonación, la dicción y la precisión y la belleza de una palabra o de una frase. Lo menos importante es si están en Internet  o en la pantalla 3D, aunque esto ayude instrumentalmente.

Insisto, la fotografía referida ha quedado para la historia de la Comunicación con mayúscula. Sin la red de redes ni la televisión 3D ni interactiva, que, aunque ahora de plasma, recibió no ha mucho el despiadado calificativo de caja tonta.

Me atrevo a asegurar que, si aún no sucede, pasado mañana volarán los “tuits” y contenidos de otras redes con 140 imágenes y se almacenarán en las nuevas nubes trillones o cuatrillones de palabras. Éstos seguirán siendo los ladrillos del universo de la comunicación en tanto el ser humano conserve su oído, su vista, su inteligencia y su sensibilidad. Aunque seguiremos discutiendo si fue antes la imagen o la palabra.

 

Por Ramón Almendros, director. 

@RamonAlmendros

 

Foto: Flickr

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