Hazte oír, pero no grites

Muchas han sido las noticias publicadas en España relativas a la organización Hazte Oír que se han difundido en los últimos meses y que le han dado una notoriedad significativa. La última iniciativa del colectivo ha sido presionar, a través de las redes sociales, a los anunciantes de un reality de Telecinco para que retiraran su publicidad. La acción ha tenido la inmediata respuesta del presidente de Coca Cola que ha denunciado el acoso al que declara haber sido sometido.

El origen de este tipo de organizaciones, como también es el caso de Change.org, obedece a un objetivo muy loable y democrático pero a veces maquiavélico en sus métodos. En la promoción de la participación ciudadana en las decisiones políticas no debiera valer todo. Es fundamental que prevalezca, junto con el buen uso de la palabra, el respeto a los derechos y libertades individuales, tal y como lo han sentenciado los tribunales de justicia en el caso concreto de los escraches.

Sin embargo, ¿cuál es la fina línea que separa el escarnio popular y público del “chantaje e intimidación” al que asegura haber sido sometido el presidente de Coca Cola en los últimos días en las redes sociales? Habrá que esperar a que las denuncias en los tribunales de éste u otros casos similares permitan ir sentando la jurisprudencia necesaria para ir llenando un vacío legal que genera indefensión y más de un quebradero de cabeza.

En el ágora virtual en el que se desarrollan, emiten y comparten gran parte de nuestros pensamientos e ideas, la libertad debe ser un valor esencial que en raras ocasiones debiera cercenarse, salvo para salvaguardar la integridad personal.

 

Por Cristina Rubio, consultora sénior de Estudio de Comunicación España

@Cristina_RubioP

 

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