Piezas separadas

¡Y qué piezas!

Son, judicialmente hablando, aquellas investigaciones judiciales, otros sumarios en la práctica, que se derivan de la investigación de un delito principal por su conexión con él y que, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal en España, han de investigarse en un solo proceso. Ejemplo: la presunta financiación ilegal del Partido Popular derivada del sumario del caso Gürtel. El término está tan de moda en los Medios de Comunicación que no nos hemos detenido demasiado en el sentido y alcance de estas piezas.

Y merece la pena considerar, precisamente, su alcance mediático, ya que todas estas investigaciones, independientes pero derivadas de otras suelen ser sobre asuntos de la mayor repercusión en la prensa, hasta el punto de que concitan en ella no ya un verdadero juicio paralelo sino la figura del instructor mediático, es decir, los informadores que no se limita a informar sino que presentan supuestas denuncias o pruebas -que raramente llevan antes al juez- relatos inculpatorios o exculpatorios, enormes cuestionarios de preguntas a realizar a los acusados e incluso informes como los de los más reputados peritos. Y, de postre, sugerencias de los pasos que ha de dar el verdadero instructor, el judicial: realización de careos, envío de comisiones rogatorias, medidas cautelares. En fin, toda la panoplia de posibles acciones que la Ley de Enjuiciamiento Criminal da a los jueces.

Desde luego, esta táctica da muchas posibilidades para llenar de contenidos muchos espacios de los medios pero, por sus fuentes, a veces de inspiración de los propios abogados de las partes, o por su finalidad (basta con ver lo contradictorias que son en muchas ocasiones las mismas teorías jurídicas en distintos medios) tienen resultados informativos bastante confusos para el lector o el espectador. Si a esto añadimos la opinión pura y dura de articulistas, tertulianos y expertos de las más variadas experiencias y afinidades, el conocimiento objetivo de los hechos y su valoración legal quedan en la imposibilidad material para el ciudadano, según la frase que se atribuye al mítico torero Rafael Guerra, sobre lo que «no puede ser, no puede ser y además de ser imposible».

Pero subjetividad y objetividad aparte, hay que reconocer lo jugoso y atractivo que resulta conocer las andanzas y líneas de defensa de las otras piezas, esas de las que los ciudadanos más prudentes calificaran de menudas piezas. Por ejemplo, Bárcenas y sus fantásticas facultades para atesorar cuentas en paraísos fiscales de decenas de millones de euros con su gran capacidad para la compra y venta de obras de arte o sus operaciones bursátiles. Por ejemplo, Millet y sus sobrenaturales dotes para convertir una institución operística de la dimensión del Liceo de Barcelona en una fuente inagotable de ingresos y de financiación de bodas y banquetes familiares. Caso llamativo es también el de Rafael Guerrero, con unas facultades inconmensurables para captar recursos de los fondos de empleo, con tanta abundancia como para que sobren para asar una vaca. Son pasajes irrepetibles de estas otras piezas.

El problema en Comunicación se plantea en la defensa ante los juicios paralelos que se producen en estas y en otros casos. Pero está claro que los procesos judiciales tienen y van a seguir teniendo una transcendencia mediática.

 

Por Ramón Almendros, director de Estudio de Comunicación España.

@ramon_almendros

 

Foto: Daniel Lobo

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