Tras la celebración de las pasadas elecciones, la actualidad española se ha centrado en los posibles pactos de investidura que permitan la conformación de un nuevo gobierno. Comienza ahora una época de actividad frenética en los departamentos de relaciones institucionales para conocer quién es quién en el nuevo panorama político, y las implicaciones que pueden derivarse para sus empresas o instituciones.
Y es que las organizaciones, ya sean públicas o privadas, son muy conscientes de la necesidad de mantener una adecuada política de relaciones que facilite un diálogo institucional con los diversos grupos de interés, desde políticos -ya sean nacionales, territoriales o locales- hasta privados, como organizaciones profesionales, sindicales o patronales.
El primer paso para ello es establecer una correcta planificación y estrategia que permita desarrollar unas relaciones instituciones fluidas y estables, que posibiliten una correcta interlocución con los poderes políticos o privados que nos interesen.
Esta planificación deber realizarse bajo dos premisas de importancia capital en la futura estrategia: una imagen corporativa de nuestra organización consolidada y conocida, y una política de comunicación definida, clara y activa.
Los beneficios que se derivan del desarrollo de unas relaciones instituciones correctas son muchos y variados, desde promover un mejor conocimiento de nuestra organización por parte de los stakeholders, hasta mejorar la imagen empresarial por parte de las administraciones públicas o privadas.
Nuevas administraciones, nuevos interlocutores, nuevas necesidades. Es tiempo de trabajar en relaciones institucionales con rigor, ética y profesionalidad.
Alejandro de Antonio, director de Estudio de Comunicación España.
@AdAntoG
