La crisis multiplica las apariciones de los líderes políticos en televisión. Así titulaba El Mundo un artículo del 23 de febrero en el que analizaba cómo los mandatarios están saliendo a la palestra de manera compulsiva y sin precedentes, siguiendo la estela mediática de Barack Obama (y en busca de su éxito). Un triunfo televisivo que ha servido como lección magistral a sus homólogos de todo el mundo y que ha disparado sus apariciones en las pantallas de todos los hogares. Y es que ante la situación de recesión económica actual, la población exige respuestas a sus dirigentes, reclama un líder que gestione eficazmente la situación, y éstos encuentran en los platós una oportunidad única para comunicarse con la ciudanía. Ejemplos recientes los encontramos dentro de nuestras fronteras, cuando el Presidente Zapatero hizo doblete en el programa ‘Tengo una pregunta para usted’ enfrentándose a un chaparrón de preguntas. O entre nuestros vecinos galos, que han apodado a Sarkozy el ‘Presidente catódico’.
Tienen que ‘dar la cara’, pero sin improvisar. No podemos olvidar que las apariciones masivas pueden volverse en su contra porque la audiencia no se conforma con cualquier mensaje. Por eso cobra especial importancia la formación de estos portavoces que deciden el color político de un país y llegan a influir en el clima social. Hay que mimar sus apariciones, evitar la sobreexposición mediática y sopesar los tiempos y los mensajes de sus intervenciones.
Un consejo que bien podría extrapolarse a los líderes empresariales, pero esta vez de cara a sus ‘audiencias internas’. Formación para dirigirse a sus empleados, que también buscan respuestas (y en muchos casos explicaciones) a sus situaciones laborales. El País hablaba el sábado 28 de febrero de cómo los directivos habían pasado ‘del café para todos’ al ‘one to one’ para mejorar el clima laboral, incrementar la productividad o, por qué no decirlo, minimizar los efectos de los conflictos laborales en estos tiempos de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). Considerar al trabajador como un público estratégico y acercarse a él de forma directa, personalizada, explica por qué muchas empresas se han lanzado a formar a sus directivos en técnicas de comunicación, para que aprendan a escuchar y sepan trasmitir.