En las grandes crisis el corazón se rompe o se curte’, escribió Balzac hace más de un siglo.
Estos últimos meses, el consumidor se ha parado a pensar su relación con el consumo y muchos se han visto obligados en reducir sus gastos cotidianos. Las primeras victimas lógicas de estos cambios en el consumo son las marcas, ya que los consumidores se pasan a las marcas blancas, por su relación calidad precio.
Las campañas de producto ya no están a la orden del día y las compañías vuelcan sus esfuerzos en crear mensajes que transmitan al consumidor su apoyo en estos momentos difíciles. Sin dejar de hacer publicidad, las compañías aprovechan la coyuntura para revisar el posicionamiento de sus marcas con una imagen más humana.
Las firmas tienen también en mente que varias investigaciones muestran que las empresas que hacen publicidad -incluso durante periodos de recesión económica-, obtienen mejores resultados a largo plazo. Un estudio de McGraw-Hill Research que analizaba 600 empresas desde 1980 a 1985 encontró que las ventas de aquellas empresas que eligieron mantener o incrementar su gasto en publicidad durante la recesión de 1981-1982 eran significativamente superiores una vez que llegó la recuperación económica. En cifras, las ventas de las empresas que durante la recesión habían hecho importantes campañas de publicidad superaban en un 256% a las de aquellas que las cancelaron.
Hoy, para poder seguir haciendo publicidad sin defraudar al consumidor y reforzar su imagen corporativa, varias firmas internacionales, Pfizer entre ellas, están difundiendo spots 100% corporativos. Una demostración ejemplar de la difusión de un mensaje fuerte y sensible para seguir estando presente en la mente de los consumidores y fidelizarles demostrándoles que la compañía está siempre a su lado para apoyarles en los momentos difíciles de su vida.