¿Qué no es Responsabilidad Corporativa? (Profesiones)

2QuenoesRSCPermítanme empezar este articulo por la definición que hace sobre Responsabilidad Social Corporativa el presidente del World Business Council for Sustainable Development, WBCSD, Bjorn Stigson, que se resume en la idea de que “no hay una definición única”, o a lo que plantea la propia UE, que habla de compromisos más allá de lo legal u obligatorio. Se podrían añadir más intentos, como el expresado por European Green Paper: «RSC es esencialmente un concepto por el que las compañías deciden voluntariamente contribuir a una mejor sociedad y a un ambiente más limpio». Simple pero comprensible.

Ahora bien: ¿fabricar sin contaminar, por ejemplo, es RSC? ¿O es el temor al “multazo” (y/o la cárcel) que les puede caer a los responsables según la legislación de cada país? ¿Puede valorarse esto en una escala del 0 al 10, donde el cinco es lo que marca la legislación y de ahí hasta el 10 es RSC? Si la respuesta fuese sí, habría que empezar a preguntarse entonces qué demonios hacen los respectivos gobernantes para que la legislación no llegue exactamente hasta el 10 y logren que no nos carguemos el planeta. Y el ejemplo es válido para los derechos de los trabajadores, en particular, y los humanos, en general; para la relación con consumidores, con proveedores, con las Administraciones, con la sociedad en su conjunto…

Esas dudas que plantea la RSC nos llevaron a la consultora Estudio de Comunicación y a la agencia de noticias Servimedia a realizar un estudio entre periodistas españoles, para averiguar que entienden por RSC y cómo informan sobre ella, entre otras muchas interesantes cuestiones. Las propias respuestas de los más de doscientos profesionales de los Medios que obtuvimos en el estudio antes citado contestan también a lo que nos preguntamos en el titular. Por un lado, una tercera parte de los entrevistados consideró que la mejor manera para hacer atractiva la información sobre RSC que las empresas envían a los periodistas es abandonar el lado publicitario. Es una forma de decir “si encubre publicidad (y lo descubro), no lo voy a publicar”. Por otro lado, y la cifra es alta, un 73,7 por ciento de los entrevistados relacionó RSC con altruismo. Sumemos: si el principio del altruismo es “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”, ¿qué sentido tiene informar sobre altruismo? ¿Se trataría de la versión moderna de “el te de caridad” que se practicaba en épocas afortunadamente olvidadas para que determinadas personas pudiesen mostrar la calidad y cantidad de sus dádivas? Uno de los periodistas entrevistados lo explicó con sencillez y contundencia: “cuéntame lo que hagas, pero no lo hagas para contármelo”.

-“Es que la RSC no puede ni debe ser altruismo”- se dirá seguramente todo aquel que llegue a este punto. Sin duda; y sin duda, también, muchas empresas lo han entendido o lo han promovido con ese espíritu caritativo, y obviamente equivocado, consciente o inconscientemente. Pero no es eso. La RSC o RSE -o como quiera que lo llamemos todos- tiene un primer principio: el respeto. Luego seguramente es imprescindible pensar en que la RSC necesita integralidad, en el sentido de que se dirige a un conjunto de aspectos difícilmente desligables; proporcionalidad, para que cada empresa responda con ese respeto citado en la medida de su tamaño y condiciones (aunque el respeto no sea una medida, sino un actitud, no puede ser lo mismo la capacidad y la responsabilidad de un niño, por ejemplo, que la de un adulto); y gradualidad, entendiendo que la RSC es un camino y no un fin.

Traducido el párrafo anterior a la realidad cotidiana, significa que no se puede aceptar que una compañía, cuyas metas empresariales no sean compatibles con el desarrollo sostenible, hable de RSC por el simple hecho de que patrocina un campamento de niños necesitados; o que lo hagan aquellas que superponen sus intereses particulares a los generales de un grupo, un pueblo o un bien cultural; ni las que miran para otro lado cuando un comprador o un proveedor atenta contra los Derechos Humanos y se excusan diciendo que si no lo hacen ellos, “lo harán otros”. La RSC, ese principio de respeto antes enunciado, debe empaparlo todo; así que no vale hacer un ERE perfectamente evitable sólo para dar impulso al valor en Bolsa y alegrar a los accionistas; o reducir la seguridad en el trabajo (o en el servicio) para incrementar beneficios. En otras palabras, si una compañía hace RSC con los accionistas y eso evita poder hacerlo con otros grupos ligados a la empresa (trabajadores, clientes, proveedores, Administraciones…), seguramente ha llegado el momento de que se replantee los objetivos comerciales, los de producción y hasta los societarios: esa empresa no tiene capacidad para la auténtica RSC.

– “Ya,” -dirá algún interlocutor- “pero mejor algo que nada. Si una empresa machaca a sus trabajadores pero da un dinero para que una ONG ayude a aliviar el sufrimiento de unos niños refugiados de una guerra, mejor que machaque igual pero que no dé nada”. Vale. Pero, al margen de que estemos o no de acuerdo en lo oportuno de esa situación descrita como ejemplo, eso no es RSC. Llamémoslo altruismo -en cuanto a la ayuda, claro-, caridad, misericordia, benevolencia, piedad, conmiseración… Pero no RSC o RSE, porque le falla la primera “pata”: es una “irresponsabilidad” machacar a los trabajadores.

En el análisis que realizamos Servimedia y Estudio de Comunicación (lo podrá encontrar completo aquí) observamos que muchos periodistas están “contaminados” por las empresas e instituciones que se sacuden la conciencia -en el mejor de los casos- con el cheque a la infancia, a los males de la guerra, al deporte, a la cultura… Por eso la identificación que hacen con altruismo. Y por eso también ese punto de rebeldía -del periodista ante la información que le llega de las compañías- negándose a admitir el sentido publicitario de la información y solicitando (nada menos que un 48,3 por ciento) que se les comunique exclusivamente el entorno en el que se desarrolla y/o al que beneficia una supuesta acción de RSC y les dejen a ellos las valoraciones.

Opinan los entrevistados también que es conveniente ofrecer formación a los periodistas para que puedan discernir cuándo la información que reciben se refiere a auténtica RSC y cuándo es un intento de “gol por la escuadra”. También -y en este aspecto recogimos muchos comentarios- para poder trasladar a sus respectivas audiencias cómo debe entenderse en cada circunstancia la RCS. En este sentido, Estudio de Comunicación y Servimedia han buscado la colaboración de otras instituciones y empresas, como la Asociación de la Prensa de Madrid, para ofrecer formación gratuita a periodistas y comunicadores en esta materia. Y ya está en marcha. Hemos visto la necesidad y tenemos una respuesta. No sé si forma parte de nuestra “responsabilidad”, eso queda para que lo valoren otros, pero seguro que es un “grano” con vocación de ayudar a hacer “granero”.

Jesus Ortiz
Consultor Senior
ESTUDIO DE COMUNICACIÓN

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