Se acabó el verano, pero no la crisis en la que seguimos instalados, pese a los anunciados brotes verdes que no terminan de germinar. En estos malos tiempos para la lírica, las empresas buscan alternativas novedosas para capear el temporal y estar más presentes en la sociedad con acciones que todos pretenden sean buenas, bonitas y baratas.
Ahora, la prioridad máxima de las empresas parece estar centrada en la reducción de costes a toda costa. Lo que antes se consideraba inversión ahora se considera gasto y por ello los departamentos de marketing y comunicación de las empresas intentan “exprimir” al máximo la capacidad intelectual de sus colaboradores para conseguir buenos resultados con un menor coste. No obstante, las empresas y los anunciantes parecen asumir lo que decía san Ignacio de Loyola “en tiempo de tribulación no hacer mudanzas”, y consideran que sus actuales proveedores de servicios de comunicación y publicidad son buenos para los tiempos que vivimos.
Esta es una de las conclusiones del reciente estudio llevado a cabo por Estudio de Comunicación en colaboración con El Publicista. Las grandes empresas no piensan en cambiar de agencia de comunicación o de publicidad, sólo por precio, ya que son esas mismas empresas las que apuestan fuertemente por la consolidación y reforzamiento de la marca, como seña de identidad y diferenciación.
Las empresas y los anunciantes no se plantean cambiar de colaboradores externos en las áreas de comunicación y marketing aunque sí, en algunos casos, han intentado rebajar los costes que hasta ahora les parecían adecuados. Pese a todo, en momentos donde el low cost parece triunfar en la cesta de la compra, en la moda, en los viajes, en los servicios financieros… las grandes compañias consideran que necesitan colaboradores externos que aporten soluciones y que sólo pueden encontrar esas soluciones en compañías con larga trayectoria y experiencia en manejar situación de crisis y éstas, si quieren mantener la calidad de sus servicios, deben contar con profesionales y medios adecuados, lo que es incompatible con tirar precios.
No obstante, la constatada reducción de presupuestos en las partidas de publicidad, marketing y comunicación, parece exigir claramente mayores dosis de imaginación y una mayor proactividad a las agencias.
Proactividad e iniciativa que en tiempos de bonanza son fundamentales pero que en tiempos revueltos se convierten en imprescindibles para satisfacer al cliente. En ese tomar la iniciativa y dar soluciones al cliente, con buena relación calidad-precio, las acciones de comunicación puras y de relaciones públicas llevan las de ganar porque requieren de una mayor dedicación y esfuerzo personal y profesional pero tienen un menor coste que las grandes inversiones publicitarias. Y, en estos tiempos, eso es lo que piden las empresas: imaginación frente a grandes inversiones.
Y como estamos ya en tiempos futboleros parece que en Comunicación se impone aplicar dos lemas de equipos ingleses -los equipos españoles, en esto, son menos imaginativos- que apelan al esfuerzo y a la colaboración de todos: “To dare is to do” del Tottenham o el más cercano al cliente personificado en el del Liverpool “You´ll never walk alone”.
Y si empezábamos citando a un santo, terminamos con otro. Los profesionales de la Comunicación, en estos tiempos de tribulación, deberíamos trasladar a nuestros clientes lo que decía San Agustín: “si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos”.
Consultor senior