Mi cuñado Pedro, cuando alguien se queja del diagnóstico o de los conocimientos de un médico, siempre responde con una frase que me parece muy acertada: «No sé de qué te sorprendes si estudió en la misma universidad que nosotros: la española». Es casi una sentencia que describe con ironía el nivel de la educación en nuestro país que, salvo dignísimas excepciones, lejos de mejorar, cada año desciende puestos en el ranking educativo mundial. Los políticos comparten el diagnóstico de que algo no funciona en el sistema educativo español y buscan un pacto que, probablemente, una vez más, no encuentren.
En Comunicación, el panorama -a mi juicio- es aun más sombrío. Ha habido Medios que presumían de no contratar a periodistas que salieran de la Universidad, por su bajo nivel y preparación. Y es cierto que la educación española en el sector de la Comunicación ha estado si cabe aún más alejada del mundo profesional que otras disciplinas, como la Medicina o el Derecho. A mi juicio hay pocos periodistas y comunicadores en ejercicio que den clases en las universidades y el mundo docente se encuentra demasiado lejano de la realidad práctica. El nuevo Plan Bolonia puede vencer algunos de los defectos del sistema, ¡ojalá lo consiga!
Es cierto y gratificante que en los últimos años se han creado masters en diferentes universidades que dan pasos positivos en el acercamiento de la formación a la práctica. Carlos Barrera dirige con acierto el de la Universidad de Navarra; Dircom y el Instituto de Empresa han creado un postgrado, y facultades como la Complutense de Madrid, la Comillas de Salamanca y Madrid o la de La Coruña trabajan en ese buen camino, y seguro que no son más que algunos ejemplos que me son más próximos.
En Estudio de Comunicación acabamos de firmar un acuerdo con la Universidad Antonio de Nebrija para crear un Master en Comunicación Institucional, Corporativa y RR.PP «Estudio de Comunicación», de la Universidad Antonio de Nebrija. De la mano de profesionales con dilatadísima experiencia en el «mundo real» como Fernando González Urbaneja, decano de la Facultad de Comunicación, y Antonio Cobelo, Director de masters, queremos aportar nuestro grano de arena en esa tarea de acercar la Universidad a la realidad y a las necesidades de la empresa, venciendo otro de nuestros males patrios, que es la poca implicación de la empresa privada con la docencia. En EEUU, donde se encuentran los campus más prestigiosos del mundo, es normal que las empresas privadas colaboren con las universidades, patrocinen proyectos de investigación, apoyen masters y cátedras. Aquí todavía es muy escasa esa colaboración y es necesario fomentarla.
En el mundo de los Medios masters como el de El País, El Mundo o ABC son hoy, después de varios años de trabajo, ejemplo de vivero de buenos profesionales. En el ámbito de la Comunicación y las Relaciones Públicas, tenemos que ser capaces de recorrer un camino parecido. Haciendo compatible la formación teórica con la práctica y acercando el programa docente a las necesidades reales del desarrollo profesional.
Barnard Shaw decía: «Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela». Es una visión que seguro comparten muchos profesionales de la Comunicación españoles cuando se les habla de las facultades en las que se formaron. Pero, el panorama está cambiando y todos debemos poner algo de nuestra parte para que así sea.
BENITO BERCERUELO
Consejero Delegado
ESTUDIO DE COMUNICACIÓN