Todos sabemos que cada uno de nosotros necesita un nombre en esta vida, un signo de identidad por el que la gente sea capaz de reconocernos y tener una opinión sobre nosotros. Detrás de este nombre hay mucho más: reputación, éxitos, fracasos…un eterno historial que marca nuestra vida. Ocurre lo mismo con las empresas y con los países. Tanto ellos como nosotros construimos nuestra propia marca que nos proporciona una identidad que nadie nos puede arrebatar.
El informe Country Brand Index sitúa la marca España en el décimo puesto mundial, subiendo dos escalones en la clasificación con respecto al 2008. Parece que algunos de los motivos de esta mejora respecto al año anterior han sido la carrera olímpica de Madrid 2016, la proyección de Valencia con la Copa de América o el éxito de la marca Barcelona. Sin embargo, parece que este esfuerzo no ha sido suficiente y a España le sigue faltando ese proyecto unificador de atributos bajo una sola marca. Muchos piensan que las marcas nacionales más potentes influyen en la imagen del propio país. ¿Tienen razón? Vamos a hacernos una simple pregunta: ¿qué marcas españolas son universales? Puede que nos venga más de una a la cabeza, pero la única que aparece entre las cien más valiosas del mundo es Zara. El imperio creado por el empresario gallego sin duda es un modelo a seguir. No sólo en cuanto a sus innovadoras ideas en la creación de diseños a precios asequibles, sino en hacerse un hueco en el universo marquista. ¿Sabrán las marcas españolas continuar su ejemplo y vestirse con sus mejores galas para poder convertirse en “marcas de alta costura” y no sólo de prêt-à-porter?
En un mundo en el que te paras un segundo a tomar aire y te pasan por encima corredores, no más veloces ni atléticos, sino más atentos a los cambios, no vale con pensar que siendo el mejor en tu terreno vas a ganar, tienes que saber venderte. Potenciar el valor de marca es fundamental puesto que lo tangible ya no es una forma de diferenciarse en un panorama actual tan competitivo. Se suman cada día más corredores de todo el mundo con nuevos productos, nuevas ideas o nuevos proyectos que dejan a los tuyos fuera de esta carrera hacia la meta. Sabiendo la competencia a la que nos enfrentamos, ¿por qué un país como España, tan rico en cultura, historia y un largo etcétera, no saca a relucir sus garras de león fuerte y curtido? Millones de marcas luchan cada día por alcanzar el primer puesto o por lo menos por situarse en el podio o en el Top Ten. En las Olimpiadas de las marcas, si España quiere conseguir alguna medalla debe abrir más los ojos y saber que detrás de tanto “Olé” hay mucho donde rascar.