NEGOCIO, 27/10/2010.- Artículo de Eduardo Reina, vicepresidente de Estudio de Comunicación en Argentina.
América Latina es uno de los más atractivos mercados comerciales y España ha aprovechado la oportunidad para entrar o ampliar su presencia en todos los 22 países de Latinoamérica, incluido Brasil, a lo largo de varios años y décadas. De hecho, a mediados de los 90, Argentina era el destino final en la escala de crecimiento de capitales españoles que emprendían nuevos y misteriosos rumbos hacia LATAM: telefonía, aerolíneas, gas, electricidad, bancos, eran sólo algunos de los sectores en los que España tenía puestos no sólo sus ojos, sino sus mejores y más preciadas fichas. Sin dudas parecía ser Argentina el socio estratégico de España para la nueva conquista de América Latina.
La expansión e internacionalización de la empresa española ha sido posible gracias a que España ha encontrado en América Latina raíces históricas, concepto de hispanidad, recuerdos de familia inmigrante. Por eso, después de muchos años de ver cómo las empresas españolas se han manejado entrando y saliendo del mercado local, vemos que algunas han aprendido a tomarle el pulso a la política y la economía de la región.
El balance ha sido bueno: muchas empresas españolas siguen instaladas en Argentina y con fuerte crecimiento tanto institucional como económico. De esto se desprende el clásico argentino “se cae de maduro” que en medio de la crisis que está viviendo España, las posibilidades de formar una nueva generación de empresas que quieran internacionalizarse en Argentina, son enormes. Enormes sí. Pero no sencillas.
Para ello deben informarse y adaptarse a la idea de que muchas de las empresas que hoy están en nuestro país tienen años de vida y se desarrollan casi normalmente como un modelo hispanoargentino o hispanolatinoamericano. ¿Cómo es eso? Resulta que no es trasladable el modelo español 100 % puro. El mismo debe adaptarse y mimetizarse lo más posible al mercado local. Prueba de ello, en la reunión de hace unas semanas donde fue designado empresario del año por la Cámara Española de Comercio de Argentina, Antonio Brufau dijo en Buenos Aires que “fue bueno el proceso de integración con el socio argentino donde se habían logrado avances en conjunto como nunca lo había logrado Repsol en soledad”.
El potencial de desarrollo argentino está dado en vastas áreas y parecen no tener fin: granos y sus derivados, infraestructura que siempre se necesita, tecnología que siempre es bienvenida, turismo en permanente crecimiento, y podríamos seguir nombrando innumerables más. No todas son rosas en el camino: son innegables la inestabilidad económica, tanto micro como macro, los riesgos de inflación, la seguridad jurídica, las regulaciones, los precios. Pero, ¿dónde no los hay…?
Conclusión: Dice el proverbio chino que detrás de toda crisis se esconde una gran oportunidad. España tiene una crisis. ¿Dónde buscará su oportunidad? Muchos podrán decir lo contrario y encontrar esperanza ficticia donde no la hay o querer hacerla “al modo local” y ni siquiera entrar. Sin embargo, si avanzamos por el camino correcto, nos caemos y volvemos a levantar una y cien veces, y estamos atentos a dar el paso en el momento indicado, la Argentina tiene un gran potencial de convertirse en “eso” que a la larga, a nadie le va a gustar mirar desde afuera.
Eso sí: Argentina es un viaje de ida; al principio no te querés subir porque van todos apretados, pero cuando te bajás en destino y te encontrás con ella, el enamoramiento es instantáneo.
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