NEGOCIO, 17/11/2010.- Artículo de Benito Berceruelo, Consejero delegado de Estudio de Comunicación.
«Volvemos a estar inmersos en la tormenta financiera de riesgo país y las aguas se ponen muy duras para Irlanda y Portugal. Si el temporal no amaina España puede ser la siguiente, por mucho que las diferencias sean claras. Lo cierto es que la banca española tiene un alto riesgo con la deuda portuguesa y que los mercados interpretan que la una puede arrastrar a la otra o, al menos, afectarla gravemente.
La economía tiene mucho de confianza. Confianza del consumidor para seguir comprando o confianza de los inversores para seguir invirtiendo. Y es cierto, nadie lo pone ya en duda, que los grandes inversores han perdido gran parte de su confianza en España y que muchas multinacionales han “tachado” a España de sus planes de inversión.
En ese contexto se celebra la próxima semana en Madrid el primer Spain Investors Day, una iniciativa privada, presidida por el ex-presidente de la CNMV, Blas Calzada, y a la que ya han confirmado su asistencia doscientos grandes inversores mundiales, representantes de fondos de inversión, gestores de carteras, family offices, entidades financieras o banca privada. Será un buen momento para que las empresas españolas cotizadas expliquen su realidad actual y para que, de la suma de las fotos parciales, los inversores puedan tener una perspectiva de conjunto más clara de lo que pasa en esta España afectada por la crisis, pero sólida por la internacionalización de sus compañías y su desarrollo económico.
Nadie compra ni valora lo que no conoce. Nadie hablará de nosotros mejor que nosotros mismos. Son dos axiomas indiscutibles en el mundo de la Comunicación y de la imagen pública. La confianza se genera con conocimiento, con información. En estos momentos tenemos que hacer, todos, serios esfuerzos por comunicar bien la realidad económica de España. Debemos dar un paso al frente y enseñar las cosas buenas que tenemos, que son muchas y que, desde luego, nos separan la realidad de España de la de países como Irlanda. Una realidad empresarial ajena con frecuencia a los comportamientos de los Gobiernos. Porque no vale sólo salir a comunicar cuando el agua llega al cuello, a la desesperada, sin método ni programa. Y no se puede decir unas cosas para el mercado mundial y las contrarias para consumo interno, pensando que el mundo de hoy sigue siendo…»
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