El fin de semana pasado vi una película llamada The Joneses (Amor por contrato 2009). No me esperaba nada del otro mundo y menos aún que me hiciera reflexionar sobre mi manera de consumir y sobre el materialismo en el que vivimos hoy en día.
La familia Jones se compone de una pareja con dos hijos adolescentes que se acaba de mudar a un barrio de clase media alta, pareciendo ser la familia perfecta desde fuera. Lo que nadie sabe es que son en realidad cuatro profesionales dedicados a la venta de artículos de lujo, que tienen como objetivo principal la introducción de modas en el lugar, de marcar tendencia e incentivar el consumismo de sus vecinos.
La película plantea un análisis satírico sobre la cultura de consumo: esa necesidad que tenemos de tener siempre lo último y de cómo nos dejamos influenciar en nuestras compras.
Nos demuestra que hoy en día la saturación publicitaria y la “sobrecomunicación” de las marcas fomentan la vuelta a la utilización de los métodos más tradicionales para tomar una decisión de compra: escuchar los consejos de tu mejor amiga, tener en cuenta la recomendación de tu padre o fiarte de la nota alta de un producto en un foro de consumidores.
Esta demostrado por estudios que los individuos confían cada vez más en el boca a boca como método para tomar una decisión de compra final. El buzz marketing se ha convertido en una de las técnicas más exitosas, y dado que el mensaje llega a las personas cercanas o conocidas como recomendación, ellas tienden a confiar rápidamente. Hace mucho que las marcas se dieron cuenta y no dejan pasar la oportunidad de convertir al consumidor en su mejor aliado; pero, ¿hasta dónde llegaremos para conseguir una mejora en nuestra integración social y aumentar nuestros intereses económicos? ¿Hasta dónde están dispuestas a llegar las marcas para enamorar más al consumidor y contar con su apoyo comercial?
Por Amandine Dennetiere, consultora senior.
@A_Dennetiere_2
