Explicaba Juan Antonio Corbalán, mítico ex jugador del Real Madrid de Baloncesto, en un artículo publicado en ABC que analizaba las políticas de comunicación de los principales clubes de fútbol, que cuando él formaba parte de la plantilla blanca cada uno de los jugadores conocía “la cultura del club y éramos los primeros en exponerla sin tapujos”. Con esa frase trata de explicar su visión de lo que está ocurriendo con la gestión de la comunicación de los grandes clubes deportivos en España (centrados fundamentalmente en el Real Madrid y en el FC Barcelona). Señala el medallista olímpico en Los Ángeles, que, “ahora, salvo excepciones, los jugadores son productos de mercadotecnia. Ceden parte de sus capacidades –dejan de hablar- a cambio de contratos millonarios. Aceptan que les saquen de la realidad, que los retiren de la calle, y se sienten cómodos con el blindaje…”
Hoy, todo lo que rodea al mundo del deporte, tiene muy poco que ver con el que le tocó vivir a Juan Antonio Corbalán. Se vive una profesionalización extrema en la que han irrumpido los agentes y los intereses comerciales. Además, la ruptura de las barreras fronterizas ha transformado el tradicional esquema de relaciones entre los jugadores y sus equipos. Todo ello ha conseguido diluir ese sentido de Club del que hablaba Corbalán. En muchas ocasiones no se dan las condiciones para que los jugadores se sientan partícipes de sus objetivos. Parece evidente que los departamentos de comunicación de los grandes clubes tienen una tarea importante por delante para conseguir modular la relación de sus “estrellas” con los Medios de Comunicación como embajadores de unas instituciones que ya se han convertido en marca. Y para empezar, no estaría de más explicar a los nuevos jugadores, y también a sus agentes y asesores, la idiosincrasia y el carácter del club que le ha contratado. A los aficionados les gusta que en la presentación un nuevo jugador bese su escudo, pero les gusta mucho más que a lo largo de su vida deportiva en el Club muestre en sus declaraciones y conductas una plena identificación con lo que ha sido siempre la institución.
Por Gerardo Miguel, consultor senior.
@GerardoMiguelb