Improperios ante micrófonos indiscretos

 

Cierto es, aunque no debería ser, que acaba siendo más interesante lo que dicen los políticos, empresarios e incluso los Jefes de estado, cuando lo hacen en privado que en público. No se entiende muy bien ni debería ser así que personajes de este nivel no tengan más dosis de prudencia en los off de record y más cuidado con los micrófonos abiertos.

Sin ir más lejos, durante la ceremonia de la toma de posesión de Luis Linde como nuevo gobernador del Banco de España, el Rey ha vuelto a poner de manifiesto esa actitud sumamente campechana que le caracteriza, diciéndole al sustituto de Miguel Ángel Fernández Ordóñez: “Vaya momento…”. Tampoco Linde se ha cubierto de gloria con su respuesta: “Aquí estamos, a ver qué pasa…”. Como pasa el Pisuerga por Valladolid. Pues están los ánimos como para ser pasota, con rescates de Bruselas y una prima de riesgo que pone todo en riesgo.

Ya se estrenó este año también Mariano Rajoy cuando alcanzó la presidencia del Gobierno confesando en Bruselas ante unos micrófonos indiscretos que “la reforma laboral nos va a costar una huelga general”. No aprendió de cuando como jefe de la oposición dio su opinión a Javier Arenas sobre su asistencia al desfile de las Fuerzas Armadas: “Mañana tengo el coñazo del desfile; en fin, un plan apasionante”. El anterior presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, tampoco estuvo oportuno cuando confesó a Iñaki Gabilondo, tras una entrevista en la Cuatro y con la cámara aun grabando, que «lo que pasa es que nos conviene que haya tensión». Pues mire, tensiones las justas…

Pero la más desafortunada, más que nada por el calificativo, fue la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre: “hemos quitado un puesto en Caja Madrid a un hijoputa”, adjetivo este último un tanto duro y grosero. Por recordar más improperios, podemos remitirnos al que se le deslizó a José María Aznar después de un discurso  “Menudo coñazo que he soltao” o el de José Bono en el Congreso de los Diputados : “Estoy ya hasta los huevos…estoy transtornao”, que ya había sido grabado en otra ocasión dando su opinión sobre el primer ministro inglés: “Blair es un gilipollas y un imbécil”.

Pero digo yo, estos señores, desde reyes a presidentes de países, comunidades o provincias, no se levantan por la mañana conscientes del cargo y la responsabilidad que tienen, no han invertido en sesiones de training y formación de portavoces…no son conscientes de la repercusión que un mensaje indiscreto y malsonante puede tener en la economía o en la opinión pública…Algunos pueden resultar solo chocantes o incluso graciosos, otros, con todos mis perdones, son insensibles y dañinos.

No están las cosas para no tomárselas en serio o empeorarlas…Mire, Señor Linde, claro que queremos ver qué pasa, y sobre todo qué hace usted en el desempeño de su cargo como máximo responsable del banco central nacional y supervisor del sistema bancario español, y tenemos en este país los bancos hechos un desastre. Efectivamente, a ver qué pasa…, esperamos que todo vaya bien. Todos queremos recuperar la confianza pero para eso tienen que dárnosla. Y en comunicación los portavoces no pueden cometer este tipo de errores.

Por  Victoria Magro, consultora senior.

@VictoriaMagro

Foto: slasher-fun

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