Cuando la comunicación lo es todo

Prnoticias, 06/07/2012.- Nunca como en el momento actual ha habido tanta sobreoferta de información ni tantos canales, plataformas y medios de difusión. Tampoco nunca ha sido tan elevado el número de posibles destinatarios finales, pues tan solo ciñéndonos al número de usuarios de Internet, en 2011 nos encontramos ante una población que superó, según los datos de Internet World Stats, los 2.260 millones de personas, el 32,7% de la población mundial.

De que el mundo está ávido de comunicar no hay duda, y las redes sociales son quizá el exponente más gráfico. Ejemplos de ello son Facebook, que al cierre de 2011 anunció haber superado los 432 millones de usuarios móviles activos mensuales; o Twitter, con un número tan indeterminado como ingente de seguidores y con la capacidad, se dice pronto, de haber superado los 12.233 tweets por segundo el pasado mes de febrero, con motivo de la celebración en Estados Unidos de la XLVI edición de la final de la Super Bowl.

–          Doctor, ¿qué es lo que tengo?

–          Tiene usted rotura del ligamento anterior cruzado. Necesita cirugía

–          ¿Puede concretar, podría explicármelo?

–          Pues si quiere corregir esa inestabilidad de la que me habla, tendrá que pasar por quirófano. Actualmente existen numerosas opciones, basadas bien en autoinjertos bien en aloinjertos. Yo me decanto por los primeros, y concretamente por la utilización del tendón frontal de la rodilla, pues confiere más estabilidad aunque tras la intervención presente más problemas y algo más de dolor. La cirugía es rápida, de menos de una hora, y con unos puntos y grapas de sutura, en un par de días estará en casa y en apenas quince más podrá empezar la rehabilitación.

–          Entiendo. ¿Y no podría utilizar mejor el tendón de Aquiles o, ya puestos, el flexor del dedo meñique de mi mano izquierda, que es  la que menos uso? ¿Y no podría intervenir en la operación también mi mujer, aunque sea para darme los puntos de sutura?

A una situación parecida a esta, a la que no están acostumbrados los médicos u otros profesionales, nos hemos enfrentado en alguna ocasión muchos de los que nos dedicamos a la comunicación. Porque de comunicación entiende y opina casi todo el mundo.  Fusiones, compras y adquisiciones; EREs, ERTEs o cierres; anuncios de planes estratégicos o situaciones de crisis, cualquier ocasión es buena para que, en lo que a comunicación se refiere, quien más quien menos dentro de una empresa u organización aporte su “granito de arena” (a veces montaña entera) y ejerza de “dircom” y experto en la materia.

En un mundo como el actual, en el que cualquiera tiene acceso de forma más inmediata, rápida y sencilla que nunca a la información, las “injerencias” son cada vez más comunes. Y nada parece indicar que esto cambie, sino más bien al contrario, cuando el número de personas que tiene cuentas no en una, sino en varias redes sociales y, además, gestiona su blog particular, no para de crecer.

Cierto es que muchos pueden comunicar, tan cierto como que no todos saben hacerlo profesionalmente. Por ello, en este contexto de saturación informativa, los expertos en comunicación han de convertirse en el mejor aliado de las empresas para conseguir que sus mensajes, no olvidemos que uno más entre millones, lleguen, con el fondo y forma adecuados, a los canales también adecuados.

Cuando la comunicación lo es todo, cuando alcanzar los objetivos depende, en buena medida, de cómo se transmitan los mensajes, no han de valer experimentos. Y aunque las 6 W´s (quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué) siguen siendo la mejor fórmula para reunir la información y para poder difundir una “historia” completa sobre algo, ni cabe pensar que la comunicación es tan básica como esto ni su aparente simplicidad ha de cegar a las empresas.

Da igual que los canales se hayan ampliado y hayan cambiado, pues la esencia de la comunicación se mantiene vigente: transmitir un mensaje para que este llegue eficazmente al receptor. Y para hacerlo de la mejor forma posible, de la manera más efectiva, siguen siendo los expertos en este campo quienes mejor pueden asesorar sobre el cómo, el cuándo o el dónde; sobre la estrategia a desarrollar, sobre los tiempos en los que actuar o sobre cómo contrarrestar posibles deterioros de imagen corporativa; sobre un sinfín de detalles que a priori pudieran no tenerse en cuenta pero que la experiencia demuestra que pueden dar al traste con los objetivos marcados… o sobre unos intangibles que hacen de la Información una ciencia, pero no exacta y, por tanto, nada previsible. En definitiva: cuando estamos enfermos, ¿es mejor ponernos en manos de un cirujano o preferimos que un amigo, por bueno que sea, nos dé los puntos de sutura?

 

Puede leer el artículo en la página de Prnoticias.

One Comment
  1. Hola gracia por su información

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