Hace unos días tuvimos la oportunidad de asistir en el papel de asesores (sin voto y con poca voz, así son los trabajos a veces), a una reunión en la que los responsables de una organización discutían si a su espacio de reflexión online, que habíamos sugerido poner en marcha, lo denominaban blog, bitácora… “Son palabras sinónimas”, les dijimos en un momento dado y colocando la frase casi “de canto” en una conversación que estaba subiendo de volumen e incluso de tono.
Lo técnico, en fin, es que desde blog hasta ciberbitácora todas las expresiones que venimos comentando están ya aceptadas por nuestro diccionario y que usarlas sólo requiere que tengamos en cuenta sus condiciones gramaticales. Por ejemplo, que bitácora se suele usar en masculino -aunque la discusión masculino/femenino está abierta-. O que blog ya se puede escribir con redonda sin atentar contra la ortografía, lo mismo que sus derivados bloguero, bloguear o blogosfera.
Otra cosa es el proceso de Comunicación: ¿cómo entienden mejor los públicos de esa organización lo que se les ofrece online: denominándolo blog o llamándolo bitácora? En mi criterio, esta es la única discusión posible. Otras del tipo “protejamos nuestro idioma de invasiones extranjeras” son inútiles, máxime cuando la oficialidad lingüística ya ha españolizado un apócope de origen anglosajón. De acuerdo, por otro lado, en que enriquecer el discurso con sinónimos siempre es síntoma de calidad; pero sin olvidar que el primer mensaje tiene que ser claro y contundente.
Por Jesús Ortiz, consultor senior.
@JesOrtizAl
Foto: gerationbass.com