Dejando a un lado todo tipo de tintes políticos, el español pudiera parece ahora una lengua pasada de moda en España. No sé si es el sistema educativo, la incidencia del uso de nuevas tecnologías con diccionarios y correctores de estilo automáticos o los intereses de toda índole en potenciar el aprendizaje de otras lenguas; o probablemente todo ello junto, nos está llevando a dejar nuestra lengua materna en un segundo plano.
El gusto por la gramática, las reglas de estilo y el arte de escribir parecen ser menos importantes que el hecho de hacerlo rápidamente, conseguir ser entendido a cualquier precio o hablar otros idiomas (igual de válidos, no me malinterpreten).
No quiero extenderme en las causas, pero sí me preocupan las consecuencias. Soy la primera interesada en que mi hija, que acude a un centro escolar público, hable inglés y chino. Pero no quisiera que por aprender un segundo o tercer idioma (imprescindibles en una sociedad globalizada como en la que vivimos), su dominio y conocimiento de nuestra lengua sea, si me permiten el término, de “nivel de usuario”. ¿Nos urge más aprender muchos idiomas, o aprender bien el nuestro?
No puede ser que, en nuestro afán por ser políglotas, dejemos de potenciar y promover nuestra lengua que, dicho de paso, es el tercer idioma más hablado en el mundo, y el segundo detrás del chino mandarín si sólo se tiene en cuenta como lengua materna. Creo que ambas cosas son compatibles y que fomentando el multilingüismo desde pequeños ¡vivan las películas y dibujos en versión original!, se puede hablar tres idiomas sin dejar a un lado nuestro querido, por lo menos en el extranjero, español.
En el Foro de la Nueva Comunicación, Cristián Zegers, director del diario chileno El Mercurio, ponía énfasis en este punto. ¿Cómo puede ser –preguntaba- que en los hoteles de Madrid haya variedad de canales en árabe pero no latinoamericanos? Zegers apuntaba la necesidad de que los Medios de Comunicación cooperasen para promover espacios informativos en castellano más allá de las fronteras de cada país, tal y como se hacía antes.
Estoy totalmente de acuerdo. No sólo supondría fomentar nuestro idioma sino que sería también una forma de ampliar el mercado y la audiencia para los grupos y empresas de Comunicación, en plena crisis en España.
Por Támar Salazar, consultora sénior de Estudio de Comunicación. Madrid.
@TamarSalazar