No desvelo ningún secreto si digo que a la hora de comunicar malas noticias, en ocasiones, algunas empresas deciden preferentemente hacerlo los viernes a última hora. Las razones a día de hoy, si las analizamos con detenimiento estarían al borde de la obsolescencia.
Si lo que se busca es que una “mala noticia” pase inadvertida, esperando que el redactor esté ya en el cierre y los lectores con un pie en el fin de semana, puede que esas circunstancias ya no se den. Cada día más, las ediciones digitales de los Medios tienen actualizaciones permanentes que no entienden de cierres ni fines de semana. Además, las redes sociales han dado un vuelco al calendario, pues para ellas no existen ni lunes ni sábados a la hora de hacer circular una noticia como la pólvora.
La gestión de una crisis es siempre difícil, pero si además añadimos que puede desencadenarse cuando la empresa y sus responsables están de fin de semana, nos podemos encontrar con un lunes horribilis en el que se han acumulado comentarios y noticias negativas sin que nadie los haya gestionado.
A la vista de un mundo perfecto y permanente interconectado, convendría replantearse este tipo de acciones y valorar la oportunidad, el daño y el impacto en la reputación. Puede, por tanto, que la tendencia a comunicar noticias los viernes a última hora esté viviendo sus últimas horas.
Por Juana Pulido, consultora sénior, ESTUDIO DE COMUNICACIÓN España.
@juanapulido