La resistencia al cambio no es una opción

Si Barack Obama o el papa Francisco, dos de los líderes políticos y religiosos más relevantes a escala mundial, han entendido el poder que otorgan las nuevas tecnologías, concretamente todo lo referente a Internet, ¿cómo puede ser que desde algunos ámbitos se siga ejerciendo tanta resistencia al cambio?

Quizá si empleamos un par de símiles sencillos, se vea con más claridad lo poco efectivo que resulta mantener posturas contrarias a los tiempos en los que nos ha tocado vivir. Si a alguien le dijeran que su abogado de toda la vida considera que con lo que aprendió en la facultad (puede que haga más de 25 años) sobre derecho ya tiene suficiente, y que no le interesa conocer y menos aprender las nuevas leyes que son promulgadas, ¿usted seguiría confiando en este “su abogado de toda la vida»? O digamos, que usted tuviera una dolencia cardiaca grave, ¿no buscaría el mejor cardiólogo, el más prestigioso y el que esté acreditado como conocedor de los últimos avances que la técnica ofrece?

Pues esta misma teoría aplica a la Comunicación. Los profesionales de la Comunicación debemos estar en permanente fase de aprendizaje, y no solo por interés personal, que cada uno sabrá el tipo de profesional que quiere  ser, sino para ofrecer a su empresa, las soluciones que mejor se adapten a sus necesidades.

El perfil de Director de Comunicación, que puede que triunfara en los 80, en el que casi lo único que se requería era la capacidad de relacionarse con los medios de comunicación, se ha visto superado por la tecnología y por el tiempo. Tras los años de primacía de aquellas fórmulas, Internet ha hecho que la relación de fuerzas varíe, ya que los medios de comunicación no son el único público al que hay que llegar. Ese perfil de DIRCOM es, como mínimo, incompleto si no se toman en cuenta las posibilidades de la web 2.0.

En la actualidad, en las Redes Sociales, en los Medios Sociales y en general en la web 2.0 se encuentran dispersos buena parte de nuestros públicos objetivo, si no se conocen las herramientas para llegar a ellos, o despreciamos su valor, nos estaremos quedando por el camino. Porque además de no saber llegar a nuestro público, tampoco sabremos manejar los tiempos, los canales, el lenguaje, etc., y en definitiva, no seremos gestores eficaces de la Comunicación del siglo XXI.

Todo lo anterior es aplicable tanto a empresas, como a individuos, y en clave del refranero español, negar esta evidencia es “hacerse trampas al solitario”, “utilizar la estrategia del avestruz” o, simplemente, llegar a otro refrán aún más crudo: “camarón que se duerme, le lleva la corriente”.

Por Juana Pulido, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.

@juanapulido

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