Después de un tiempo sin tener ningún nuevo escándalo que acabase en “leaks”, tras Luxleaks y Wikileaks, ha vuelto a reaparecer Swissleaks con la parcial vuelta a los escenarios mediáticos de Hervé Falciani, ex informático del banco HSBC, que hace unos años robó información, declarada top secret, en el servidor de la entidad bancaria, que entregó a las autoridades francesas y que contiene los nombres de más de 3.000 clientes que la entidad bancaria ayudó supuestamente a evadir impuestos. Los primeros días de febrero, y tras una larga investigación por parte del gobierno francés, se han publicado más de mil de los nombres que podrían estar implicados en la evasión de impuestos en sus países de orígenes, pasando el dinero por HSBC y transfiriéndolo a los ya “clásicos” paraísos fiscales como el de Panamá o las Islas vírgenes Británicas.
La noticia preocupa, y bastante, ya que se supone que el banco suizo con sede en Ginebra ha podido también favorecer el blanqueo de dinero generado por tráfico de armas en Israel, drogas de varios cárteles mexicanos y terrorismo, acusaciones muy duras que ponen en riesgo la reputación de la entidad financiera. HSBC, en el medio de este escándalo mundial, está llevado un tipo de comunicación muy prudente que está aumentando de hecho las críticas hacia dicha entidad. En estos días se ha difundido la noticia de que el ex presidente de HSBC UK, Stephen Green, ha renunciado a dirigir el grupo de influencia The City UK después de que la polémica Lista Falciani haya vuelto a los escenarios mediáticos. A día de hoy, las únicas palabras oficiales que han salido desde la sede principal del banco han sido: “sincerest apologies”; o sea, tan solo han querido disculparse con un comunicado de prensa enviado a periódicos como Sunday Times, Sunday Telegraph, Mail on Sunday y Sun on Sunday.
Contactados por el periódico británico The Guardian, el banco suizo ha admitido que dentro de la empresa se han detectado algunas irregularidades, pero intentando salvar su imagen, han querido subrayar que con la adquisición en 1999 de la HSBC Private Bank de Ginebra, dicha entidad se quedó independiente dentro del grupo y esto ha significado “estándares muchos más bajos en términos de control”.
Aunque la opinión sobre este caso concreto carece de rigor porque no conozco todos los detalles, en teoria la entidad financiera necesitaría actuar con firmeza, aceptar públicamente los errores y explicar las medidas que se han tomado o van a tomar para que no vuelva a suceder algo similar. Lo que esta claro es que la ausencia de una comunicación eficaz permite sospechar y alimentar rumores y especulaciones. El eterno paradigma: “no comunicar, también comunica”.
Por Giovanni Rosso, consultor trainee de Estudio de Comunicacion. España
@rossogiovanni