No sé si este caso debería ser objeto de un estudio sociológico, psicológico [sí, yo prefiero seguir escribiendo con ps y no perder la p, como reivindicación etimológica de las palabras] o de un programa del programa de TV en España «Cuarto Milenio»… una actriz que sale en la serie Cuéntame, ha falsificado su currículo para… la verdad, no sé para qué, supongo que para subir su caché y tratar de encontrar nuevos papeles en los que volcar su talento. En comunicación, como en la vida, la mentira acaba conociéndose… Antes o después. Como en el caso del periodista estrella americano que dijo que iba en un helicóptero derribado por un cohete talibán.
Pero volviendo a nuestro país, al caso de la actriz Allenígena, ha trucado fotos suyas para verse en la alfombra roja de los Oscar, en el Teatro Dolby de Los Ángeles. Curiosa iniciativa la de esta actriz. Ella sabrá exactamente por qué lo ha hecho, tal vez para ganar notoriedad, pero engañar, realizar fotomontajes, no es algo recomendado en comunicación. Una persona, tanto física como jurídica, una empresa, no debe mentir nunca a la hora de comunicar. Los Medios de comunicación nunca perdonan una mentira, ni lo deben hacer. Si un periodista caza a una compañía, un empresario o un ejecutivo en una mentira, su imagen queda manchada para siempre. Su credibilidad se hunde y queda en una situación de valoración negativa, ni siquiera de cero. Remontar un estado de imagen así es harto complejo.
Por ello, toda empresa, empresario o ejecutivo que quiere o debe comunicar una información generada en el desempeño de su actividad, debe siempre hacerlo sin engaños, de manera que se ajuste a la verdad. Para ello, especialmente si la información a dar no es del todo positiva para esa persona física o jurídica, conviene confiar en los profesionales de la comunicación, que sabrán cómo mejor enfocar el tema en la relación con los Medios u otros stakeholders.
Por Juan Francés. Consultor sénior de Estudio de Comunicación. España
