Todo ciudadano que haya nacido después de 1980 es nativo digital y como tal, tiene interiorizado el consumo de información a través de los medios sociales. El consumidor se encuentra ahora permanentemente conectado. Gracias a la Generación C, el contenido se ha convertido en el producto más consumido y en Internet se generan teras, petas y exabytes de información. Así, en 2020 circularán por el mundo un total de 35,2 Zettabytes frente a los 1,8 Zettabytes alcanzados en 2011.
En este abundante contexto informativo, donde la línea entre la opinión y la información se desdibuja y la cantidad de datos hace imposible la verificación de los mismos, es fundamental la educación en el consumo de información. Máxime en días como el pasado miércoles, en el que los titulares son, cuanto menos, difíciles de creer.
Si al abrir la portada online de los diarios de mayor tirada nacional nos encontramos que las principales noticias del día versan sobre el regalo de la última temporada de Juego de Tronos de un político a un monarca, el confeti vivido en rueda de prensa por el dirigente del principal banco europeo, el error del líder en la oposición al darle al botón que no era en el momento de aprobar una ley o el impacto en televisión de un león que come gambas, no queda más que ser conscientes de la importancia de saber separar el grano de la paja en lo que a consumo de contenidos ser refiere.
Por Támar Salazar, consultora sénior de Estudio de Comunicación. España.
@TamarSalazar
En la actualidad hay mucha información, es cierto, pero tambiem como lo señala el artículo, hay información buena e información mala. Pero sin duda es una herramienta que podemos utilizar para finés buenos.