Aprovechando que el 24 de abril se cumplen 400 años de la muerte de William Shakespeare, me atreveré con un post diferente para analizar, a través de una de sus obras, los problemas derivados de la falta de planificación en comunicación por parte de las empresas:
Dos familias de idéntico linaje;
una ciudad, Verona, lugar de nuestra escena,
y un odio antiguo que engendra un nuevo odio.
La sangre de la ciudad mancha de sangre al ciudadano.
Y aquí, desde la oscura entraña de los dos enemigos,
nacieron dos amantes bajo estrella rival.
Séase esta entrada un precepto,
que para hablar de comunicación corporativa sirva.
Pues en esta historia hallamos,
en su lamentable fin, su desventura,
un importante problema en la transmisión de un mensaje.
Sólo el fin de los dos hijos conseguirá extinguir,
encerrados con su muerte, la mala praxis de comunicación,
que desemboca en un amor marcado por la muerte.
Se conoce nuestra historia,
por la terrible tragedia de no llegar a oídos de Romeo,
el plan que para fingir su muerte Julieta tramaba.
Desolación sufrida por Romeo al verla sin vida,
empujándolo a las negras garras del suicidio.
Manifiesta esta obra que debe resaltarse importante,
una planificación de la comunicación harto cuidada,
pues la ausencia de la misma,
conlleva un desmedido error de estrategia empresarial.
Los diferentes elementos que en ella intervienen,
desacompasados y precipitados al desastre,
añoran ese nexo que guía sus pasos.
Sed conscientes pues de este consejo,
planificad, empresas, sin olvidar nunca la comunicación,
y escuchad esta historia con benevolencia,
¡qué cuánto falte aquí ha de enmendarlo nuestro empeño!
Por Pedro Soto, consultor de Estudio de Comunicación España.