La estela legislativa del lobby

El último informe de Transparency International España sobre la situación del lobby en España pone cifras a algo que ya sabíamos: la actividad del lobby en nuestro país continúa en horas bajas y con mala salud. El dato que ofrecen no es llamativo solo por los porcentajes sino por los protagonistas de las cifras: los políticos. Mientras en la Unión Europea el 26% de los políticos encuestados considera la opacidad como el aspecto más negativo del lobby, en España la cifra asciende hasta el 46%. Si los actores principales de esta actividad entienden que hay indicadores de que no se está jugando limpio, mal vamos.

Sin embargo, el mismo informe recuerda que a pesar de la delicada fama de esta actividad en España y su asociación con los casos de corrupción que hoy ocupan las portadas, “no se conocen casos de lobbistas profesionales implicados en casos de corrupción”.

Existen claramente dos bloques en esta función: quienes ejercen el lobby para defender unos intereses y conseguir unos resultados beneficiosos para su actividad, y quienes finalmente plasman esos intereses en normas, leyes y regulaciones varias.

El lobby es una función lícita, no es más que la defensa de unos intereses particulares, a veces incluso de interés público Lo hacen las empresas y lo hace la sociedad civil a través de distintas plataformas. En otros países, principalmente en los anglosajones, esta actividad tiende a la normalización mediante registros y transparencia. Las empresas privadas ganarán en credibilidad cuanto más transparentes sean respecto a sus intereses, pero dejar impronta de la “huella legislativa” de un proyecto de ley es obligación del poder político y esta sigue siendo una asignatura pendiente de los representantes públicos.

En Bruselas, la Comisión Europea acaba de proponer ampliar el Registro de Transparencia a todas las instituciones de la Unión Europea y, de momento, no está  teniendo el éxito que su presidente Juncker deseaba, lo que demuestra que los representantes públicos tienen aún un largo camino que recorrer para la normalización de esta actividad.

Por Elena Marín, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.

@_elena_marin_

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