El lobby por fin entra al congreso (con invitación)

Son las dos y media de la tarde de un martes cualquiera de marzo en Madrid. Manuel García López, sentado ya a la mesa del reservado del restaurante próximo a la Plaza de las Cortes de Madrid, se repasa el nudo de la corbata en un gesto nervioso. Espera, inquieto, al diputado Alfonso Ruiz de Gándara, responsable de la comisión de Industria,  Energía y Turismo del Congreso.

 La reunión la ha organizado un amigo en común, un antiguo dirigente político, ahora directivo en la empresa privada. Manuel tiene una importante y delicada misión: conseguir que el diputado escuche – y se muestre receptivo- a un conflictivo interés de su compañía para tenerlo en consideración en próximas reformas legislativas.

Esta escena es ficticia pero es la imagen general que tienen los españoles de cómo se practica el lobby en nuestro país: con oscurantismo, amiguismo y de espaldas a los intereses reales de la ciudadanía. Lo advierte Transparencia Internacional en su informe “Una evaluación del lobby en España: Análisis y Propuestas” de 2014: “un 50% de los ciudadanos europeos cree que su gobierno está, en gran medida o enteramente, guiado por unos pocos y poderosos interesesY un 81% que los vínculos excesivos entre los negocios y la política generan corrupción en su país”.

En este contexto, recientemente, el Congreso de los Diputados ha dado un paso adelante para cambiar esta percepción social y la realidad de la práctica del lobby en España. A propuesta del PP, la Cámara baja ha aprobado tomar en consideración una proposición de reforma de su reglamento para crear un registro de grupos de interés.

Si esta propuesta sale adelante, aquellas personas físicas o jurídicas que lleven a cabo de manera organizada acciones para influir en el poder legislativo en defensa de los intereses comunes de sus miembros, deberán figurar en este registro. Si pretenden reunirse con los diputados, será obligatorio dejar constancia del objetivo de la reunión y de la documentación que les entreguen.

La reforma del reglamento parte de una premisa acertada: “la labor del lobby es legítima y constituye un mecanismo de actuación de la sociedad civil y de participación de ésta en la conformación de las políticas públicas y de la legislación lo que contribuye a la mayor calidad de nuestras leyes”.

De salir adelante, en cualquier caso, este Registro vería la luz después de un debate de varios meses en el Congreso -sin un calendario concreto- y  seis meses después de publicarse en el Boletín Oficial de las Cortes Generales. Además, los primeros borradores han recibido críticas por no ser demasiado ambiciosos.

Entre tanto, Manuel sale satisfecho de la comida. Apenas ha probado el bistec y el vino pero ha sido convincente y cree que el diputado, convertido ya en un nuevo «amigo», ha entendido su postura. El empresario ha dado un primer paso en la dirección correcta para que el diputado acabe por asumir sus intereses y trasladarlos a la Comisión de Industria, Energía y Turismo.

 Por Cecilia Díaz, consultora sénior de Estudio de Comunicación España.

@ceciliadiazmart

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